Agencias
LONDRES, Inglaterra.- La llegada del príncipe Carlos, primogénito de la reina Isabel II y primero en la línea de sucesión al trono británico, podría causar una auténtica revolución en el Palacio de Buckingham.

Sobre todo, Carlos parece decidido a mantener su temperamento incluso cuando sea rey, muy distinto del emblema de discreción que la reina Isabel II impuso en la historia de la monarquía británica.

Según el diario The Guardian, que cita fuentes cercanas al heredero del trono, el príncipe Carlos no tiene ninguna intención de renunciar -cuando sea rey- a su conocida y a menudo criticada costumbre de expresar sus opiniones sobre los temas que le interesan, desde el ambiente a la vida rural.

Pero no sólo: "La estrategia será seguir con sus intervenciones, aunque moderará el tono y el contenido para asegurarse de que no dañen a la monarquía", afirmó la fuente citada por el diario, según divulga la agencia Ansa Latina.

"El príncipe es consciente de la necesidad de cautela en el modo en que expresa lo que le resulta importante. Pero creo que eso es exactamente lo que hará", comentó Patrick Holden, amigo del príncipe y su consejero en tema de cultivos biológicos, una de las principales actividades de Carlos.

"Es parte de una monarquía en evolución. Considera que algunas cuestiones son demasiado importantes como para ser ignoradas", agregó.

Precisamente por este rasgo el príncipe Carlos estuvo durante años en el centro de numerosas polémicas. Incluso fue acusado de "extralimitarse" en ámbitos que le están constitucionalmente vedados.

Máxima neutralidad

Como la política, un "terreno minado" para la realeza británica, que debe respetar el máximo nivel de neutralidad previsto para una monarquía constitucional.

Mientras tanto, aún espera solución un espinoso caso sobre numerosas cartas escritas por el príncipe a los ministros para expresar su opinión sobre las políticas del país, algo que muchos interpretaron como un auténtico "lobby" del cual debería abstenerse el heredero del trono.

El propio Guardian pidió la publicación de 27 misivas entre el príncipe y ministros del gobierno, invocando la ley sobre la libertad de información y desencadenando una batalla legal que dura desde hace nueve años y ahora llegó a la Corte Suprema.

Mientras tanto el palacio respondió con una escueta negativa y el tradicional "no comment". "Especulaciones sobre el papel como rey del príncipe de Gales circulan desde hace décadas. No es algo que hayamos comentado en el pasado y no tenemos intención de comentarlo ahora", agregó.