Productos de primera necesidad, por las nubes para los latinoamericanos

El mayor aumento de precios en Latinoamérica ha provocado que muchos productos de fuerte consumo local se vuelvan difíciles de adquirir.

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Un empleado empaca tortillas para vender a 20 pesos mexicanos por kilo en México. (AP Foto/Fernando Llano)
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Ningún artículo es más esencial en los comedores mexicanos que la tortilla de maíz, pero la burbuja inflacionaria que envuelve a Latinoamérica y al resto del mundo hace que personas como Alicia García, una limpiadora en un restaurante en Ciudad de México, hayan tenido que reducir su consumo.

Hace meses, García, de 67 años, compraba varios kilos de tortilla para llevar a casa todos los días. Ahora, su salario no le alcanza para tanto y se limita a un kilo (2,2 libras).

“Aquí todo ha subido, yo, que trabajo con el salario mínimo, ¿cómo me va alcanzar?", le dijo a The Associated Press parada afuera de la tortillería. 

Así como la inflación no se limita a las tortillas, cuyos precios en la capital del país se han disparado en un tercio en el último año, los predicamentos no se limitan a México.

El mayor aumento de precios en Latinoamérica en una generación ha provocado que muchos productos de fuerte consumo local se vuelvan difíciles de adquirir. Las personas de a pie se enfrentan a una vida diaria que se ha convertido en una lucha más dolorosa, y sin un respiro a la vista.

Los países ya habían empezado a tener precios más elevados por los cuellos de botella en las cadenas de suministro a causa de la pandemia de Covid-19 y los programas de estímulo gubernamentales.

Luego, la invasión de Rusia a Ucrania a finales de febrero provocó que se dispararan los precios de fertilizantes, lo que afecta el costo de productos agrícolas, incluido el maíz. También subieron los precios del combustible a nivel mundial, lo que elevó el costo de transportar los artículos.

Inflación impacta Latinoamérica

En Chile, la inflación anual era de 10,5% en abril, la primera vez en 28 años que el índice alcanza las dos cifras. La tasa de Colombia alcanzó el 9,2%, su nivel más alto en dos décadas. En Argentina, cuyos consumidores han lidiado con una inflación de dos dígitos durante años, el aumento de precios alcanza el 58% actualmente, el más alto en tres décadas.

En Buenos Aires, en donde se consume mucha carne de res, algunas familias han comenzado a buscar alternativas.

Marcelo Gandulfo, un guardia de seguridad de 56 años, dijo que nunca antes había comprado cerdo, pero que ahora lo hace cada semana. Es más barato, señaló, mientras salía de una carnicería en Almagro, un vecindario de clase media.

El año pasado, el argentino promedio consumió menos de 50 kilogramos de carne de res por primera vez desde que se empezó a llevar registro del dato en 1958, según el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina.

"En los últimos meses, los precios han subido mucho más de lo normal", dijo Daniel Candia, un carnicero de 36 años.

"Ha estado en este negocio por 16 años, y esta es la primera vez que ve algo así", añadió.

Productos de primera necesidad, "por las nubes"

Latinoamérica en conjunto sufre de un “repentino aumento en los precios de productos de primera necesidad”, dijo el presidente del Banco Mundial, David Malpass, durante una conferencia en línea del jueves. Señaló que los precios de energía, alimentos y fertilizantes suben a un ritmo no visto en muchos años.

En todo el mundo, los bancos centrales aumentan las tasas de interés para intentar contener la inflación. El banco central de Brasil ha emprendido uno de los ciclos de aumento de tasas más agresivos del mundo luego de que la inflación llegó al 12%, su ritmo más rápido desde 2003. Además de los factores que avivan la inflación regional, los productos agrícolas de Brasil se han encarecido por la sequía y las heladas. El precio de los tomates, por ejemplo, aumentó a más del doble en el último año.

Aumentar las tasas de interés es la principal herramienta de los gobiernos para luchar contra la inflación, pero aumentarlas conlleva el riesgo de debilitar una economía al grado de causar una recesión. El año pasado, el Banco Mundial estimó que la economía regional creció 6,9% al recuperarse de la recesión provocada por la pandemia. Este año, dijo Malpass, se prevé que sólo subirá 2,3%.

“No es suficiente para lograr avances en la reducción de pobreza o descontento social”, agregó.

Apretarse el cinturón, medida para enfrentar la inflación 

Eso significa que, por el momento, apretarse el cinturón y prescindir de algunos alimentos básicos probablemente se convierta en la nueva norma para los miembros más pobres de la sociedad en una región notoriamente desigual. Más de una cuarta parte de la población de Latinoamérica vive en pobreza y se prevé que esa cifra no cambie este año, según un estudio del Banco Mundial publicado el mes pasado.

Sara Fragosa, un ama de casa de 63 años de Ciudad de México, no ocultó su enojo por el aumento de precios durante una entrevista en un puesto de mercado.

“Entre más pobres, más amolados (golpeados), y los ricos van arriba”, dijo Fragosa, quien reemplazó su compra regular de carne con quinoa y avena.

(Con información de AP) 

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