El mundo se prepara ante una invasión rusa a Crimea
Putin desoye a líderes del mundo por su afán de reclamar la península de Crimea, donde está su Flota del Mar Negro y representa millones de dólares anuales.
Agencias
KIEV, Ucrania.- Advirtiendo que se encontraba "al borde del desastre", Ucrania puso en alerta el domingo sus fuerzas militares y pidió ayuda internacional para evitar lo que teme se convierta en una mayor invasión de Rusia.
La indignación por las tácticas militares de Rusia creció en las capitales del mundo, como fue el caso de Estados Unidos, cuyo secretario de Estado John Kerry pidió al presidente ruso Vladimir Putin que retire sus fuerzas armadas tras "un increíble acto de agresión".
Un día después que Rusia tomó la estratégica península de Crimea sobre el Mar Negro sin disparar un tiro, creció el temor en la capital ucraniana y en otros lugares del país de que Rusia pueda tratar de ampliar su control y tomar otras partes del este de Ucrania. Funcionarios de alto rango del gobierno de Barack Obama dijeron que Estados Unidos ahora cree que Rusia tiene el control operacional pleno de Crimea, un área del país a favor de Rusia, y tiene más de 6,000 tropas en la región.
Ante la amenaza rusa, el nuevo gobierno de Ucrania se movilizó para consolidar su autoridad al nombrar nuevos gobernadores regionales en el este prorruso, consiguiendo el apoyo del empresario más acaudalado del país, Rinat Akhmetov, y cesando al jefe de la Marina tras su declarada lealtad al gobierno prorruso en Crimea.
El primer ministro Arseni Yatsenyuk dijo el domingo que no hay razón para que Rusia invada a Ucrania y advirtió que "estamos al borde del desastre".
"Creemos que nuestros aliados occidentales y la comunidad global entera apoyarán la integridad territorial y unidad de Ucrania", dijo el domingo desde Kiev.
Solución diplomática
Los líderes mundiales se apresuraron a tratar de encontrar una solución diplomática a la crisis.
La OTAN sostuvo una reunión de emergencia en Bruselas, el ministro británico de Relaciones Exteriores voló a Kiev para apoyar a su nuevo gobierno y Kerry se preparaba para viajar a Ucrania el domingo. Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña debatieron la posibilidad de boicotear la próxima cumbre económica del Grupo de los Ocho a realizarse en junio en Sochi.
El domingo por la tarde, la Casa Blanca emitió un comunicado en conjunto en nombre del Grupo de los Siete en que anunciaba que suspendía su participación en la planeación de la próxima cumbre debido a que la incursión del ejército ruso en Ucrania viola los "principios y valores" bajo los que operan el G7 y el G8.
En Kiev, Moscú y otras ciudades, miles de manifestantes tomaron las calles ya fuera para condenar abiertamente la ocupación rusa o para celebrar el regreso de Crimea a su gobernante previo.
"¡Apóyanos Estados Unidos!", gritaba un grupo de manifestantes frente a la embajada estadounidense en Kiev. Una joven tenía un cartel que leía "¡No a la agresión rusa!"
"¡Rusia! ¡Rusia!", coreaba la multitud en Moscú.
Sanciones a Rusia
Kerry, entrevistado por programas de noticias de la televisión estadounidense, habló sobre boicotear la cumbre del G8, así como de posibles cancelaciones de visas, congelamiento de activos y sanciones comerciales y de inversión contra Rusia. Todos los ministros del Exterior con los que ha hablado están preparados para "llegar hasta donde sea necesario" para aislar a Rusia, dijo Kerry.
El presidente Obama también habló el domingo con la canciller alemana Angela Merkel, el primer ministro británico David Cameron y el presidente polaco Bronislaw Komorowski.
La OTAN emitió un comunicado en el que "condena la escalada militar de Rusia en Crimea" y exigió que Rusia cumpla sus obligaciones bajo la Carta de Naciones Unidas. Ucrania no es miembro de la OTAN, lo que significa que Estados Unidos y Europa no están obligados a defenderla, pero el país ha participado en algunos ejercicios militares con la alianza y ha enviado soldados a participar en su fuerza de respuesta.
Sin embargo, hasta ahora el nuevo gobierno de Ucrania y Occidente no han sido capaces de contrarrestar las tácticas rusas. Hombres armados y con uniformes sin insignia se han movilizado con libertad en Crimea por días, ocupando aeropuertos, destruyendo equipo en una base aérea y sitiando una base de infantería ucraniana.
Desafío de Putin
Putin ha desafiado los llamados de Occidente a retirar sus tropas, insistiendo en que Rusia tiene el derecho a proteger sus intereses y los de los rusoparlantes en Crimea y el resto de Ucrania. Su confianza es sólo igualada por el hecho de que los 46 millones de habitantes de Ucrania tienen lealtades divididas. Mientras que buena parte de la zona occidental del país prefiere lazos más cercanos con la Unión Europea de 28 naciones, las regiones en el oriente y el sur, como Crimea, se inclinan por Rusia.
Desde hace mucho Rusia ha deseado reclamar la península de Crimea, que fue parte de su territorio hasta 1954. Su Flota del Mar Negro para a Ucrania millones de dólares anualmente para tener su sede en el puerto de Sebastopol y casi 60% de los habitantes de Crimea se identifican a sí mismos como rusos.
Durante una conversación telefónica el domingo con Merkel, Putin "le mencionó la inexorable amenaza de violencia de fuerzas ultranacionalistas (en Ucrania) que pone en peligro la vida e intereses de ciudadanos rusos", indicó un comunicado del Kremlin.
El comunicado agregó que "las medidas tomadas por Rusia son totalmente adecuadas en consideración de la extraordinaria situación".
El gobierno alemán indicó que Putin había aceptado la propuesta hecha por Merkel de crear un "grupo de contacto" que tenga el propósito de facilitar el diálogo ante la crisis en Ucrania.
En Moscú, miles de personas participaron el domingo en una marcha a favor de la invasión un día después que el parlamento ruso autorizó a Putin el envío de fuerzas militares a Ucrania. Por lo menos 10,000 personas con banderas rusas marcharon libremente por la ciudad, mientras que decenas que se manifestaban en la Plaza Roja contra una invasión a Ucrania fueron rápidamente detenidos por la policía antimotines.
El sábado, Obama habló por teléfono una hora y media con Putin y le expresó su "profunda preocupación" sobre "la clara violación rusa de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania", de acuerdo con la Casa Blanca. Obama advirtió que "si Rusia sigue infringiendo las leyes internacionales eso llevará a un mayor aislamiento político y económico".