Rumores son destructivos en la Iglesia: Papa

Francisco también hizo hincapié en que la charlatanería y la envidia hacen tanto daño a la comunidad cristiana.

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"La desinformación, la difamación y la calumnia son pecados", sostuvo el Sumo Pontífice. (Agencias)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- "¡Cuánto parloteamos en la Iglesia! ¡Cuánto hablamos nosotros los cristianos!", afirmó hoy el papa Francisco en su homilía en la misa en la iglesia de Santa Marta, desde donde atacó con dureza a la "difamación, la desinformación y la calumnia" porque dañan y "son un pecado".

Para el argentino Jorge Bergoglio "la charlatanería es apenas la cáscara" porque lo que se busca "es perjudicar a los demás". "Los rumores son destructivos en la Iglesia", añadió el Papa.

"La desinformación, la difamación y la calumnia son pecados", sostuvo el Sumo Pontífice en la misa de este sábado.

Bergoglio ha señalado con dureza a la costumbre de decir "sólo la mitad de las cosas que sabemos" o decir palabras sólo para "arruinar la reputación de una persona" o afirmar cosas "que no son verdad" y entonces, de ese modo "matar al hermano", según publica el sitio wen ansa.it.

Ante un grupo de estudiantes de la Lateranense, acompañados por su rector, monseñor Enrico Dal Covolo, Francisco centró su mensaje en una práctica que, bajo forma de desinformación, difamación y calumnia, destruye a la Iglesia. "Es lo que quiere el diablo", dijo.

El Papa Francisco aseguró que él mismo fue víctima de las calumnias

El cristiano debe vencer la tentación de "meterse en la vida de los demás" fue la exhortación de Francisco, quien recordó la admonición de Jesús a Pedro ("¿A ti qué te importa del otro?"), cuando el discípulo se comportó como un "chismoso, como se dice vulgarmente".

El Papa, según informó Radio Vaticano, también hizo hincapié en que la charlatanería y la envidia hacen tanto daño a la comunidad cristiana, y enfatizó que "no puede decir sólo la mitad de lo que debemos".

"Cuando nos comparamos con los otros, terminamos en la amargura y en la envidia y la envidia corroe a la comunidad cristiana", "le hace mucho daño", y eso "es lo que quiere el diablo", insistió el Santo Padre.

"La charlatanería es hacerse daño unos a otros. Como siquiera disminuir al otro, ¿no? En cambio de crecer yo, hago que el otro descienda y me siento grande. ¡Eso no va!", dijo Francisco, quien comparó además el chisme con el caramelo, al comienzo es dulce y luego hace mal al estómago. "Es un poco el espíritu de Caín: matar al hermano con la lengua, ¡matar al hermano!", enfatizó.

"¿Y cómo se presenta el chisme?", preguntó. De tres maneras, dijo. Una es la "desinformación", el decir verdades a medias, sólo la verdad que nos es conveniente. Luego la "difamación" que Bergoglio explicó así: "Cuando una persona de verdad tiene un defecto o cometió un error, contarlo, hacer de periodistas… ¡y la fama de esta persona queda arruinada!".

"Y la tercera -siguió diciendo el Papa- es la calumnia: decir cosas que no son ciertas. ¡Eso es directamente matar al hermano! Las tres. Desinformación, difamación y calumnia, ¡son pecados! ¡Es dar una cachetada a Jesús en la persona de sus hermanos!", amplió luego con más énfasis.

Es por eso que Jesús retó a Pedro, recordó el Papa: "Los chismes no te harán bien, porque te llevarán a ese espíritu de destrucción de la Iglesia. Sígueme. Es bella esta palabra de Jesús. Como si dijese. 'No se hagan fantasías, creyendo que la salvación está en la comparación con los otros o en la charlatanería, la salvación está en caminar detrás de mí", argumentó. "¡Seguir a Jesús! Pidamos hoy al Señor Jesús que nos dé esta gracia de no entrometernos en la vida de los demás, de no convertirnos en cristianos de buenos modales pero malas costumbres, de seguir a Jesús, de caminar detrás de Él, en Su camino. ¡Y con eso basta!", indicó.

Bergoglio también deslizó que él mismo fue víctima de las calumnias.

Es que en su país, durante su trayectoria como arzobispo y cardenal primado e incluso en los momentos previos a su entronización como Sumo Pontífice fue acusado de complicidad con el secuestro de dos sacerdotes jesuitas durante la cruenta dictadura militar argentina.

Alrededor de 120 mil personas, miembros de movimientos eclesiásticos, arribaron a San Pedro en las últimas horas para participar en la vigilia de Pentecostés, con una plegaria ante la imagen de la Virgen María "Salus Populi Romani".

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