Agencias
MOSCÚ, Rusia.- La humillación y detención del ministro de Economía, Alexei Ulyukayev, es probable que sea sólo el comienzo de un efecto dominó mucho más grande en el gobierno de Rusia, que acabe con varios funcionarios fuera del juego. 

La agitación impera en Moscú, donde los rumores resuenan hora tras hora y ya nadie en cercanías del Kremlin habla en forma directa, todo es retórica, lenguaje de forma aleatoria y cada palabra se lee en filigrana. Este miércoles, una fuente de la policía dijo a la agencia de noticias RIA Novosti que "probablemente en un futuro próximo" serán "perseguidos otros funcionarios", especificando que podrían estar involucrados hasta "siete nuevas personas" en acusaciones de corrupción y sobornos. 

La agencia Interfax, en tanto, basada en otra fuente, advirtió que "el caso penal está contenido y que puede haber nuevos episodios" y también que "es demasiado pronto para imaginar un punto final", publica la italiana Ansa Latina. 

Asimismo, otro "alto funcionario de la policía", reveló al diario liberal Vedomosti que incluso el viceprimer ministro, Arkadi Dvorkovich, que tiene la delegación del área de Energía; el asistente del presidente Andrei Belousov; también Oksana Tarasenko, director de un departamento del ministerio de Desarrollo Económico; y Marina Romanova, asistente del primer viceprimer ministro Igor Shuvalov, terminaron en los últimos meses en la mira de los investigadores.

Escenario complicado

Por ahora, sólo son nombres impresos en papel de periódico -sobre todo porque el Comité de Investigación ha negado los rumores, afirmando que "el único sospechoso" es Ulyukayev-, pero es de destacar que tanto Dvorkovich como Belousov se habían opuesto a la venta del 50.1% de las acciones de Bashneft a la petrolera Rosneft.

Así, el escenario es complicado y de alguna manera divide aguas, pues, por un lado está el choque político entre "halcones" liberales y "palomas" nacionalistas.

"El concepto de modernización autoritaria del país se apoya en los 'siloviki'", como llaman a los funcionarios de los servicios secretos, de seguridad o de alto rango, dijo a ANSA Valery Solovei, un politólogo de la Universidad Estatal de Moscú, que ha anticipado certeramente los movimientos y cambios que se avecinaban en la cumbre del poder del Kremlin. "Con la detención de Ulyukayev han lanzado un mensaje a los liberales: hay que tener miedo de nosotros", dijo el experto.

Presupuesto agotado

Pero por otro lado, hay negocio puro y simple. De acuerdo con Stanislav Belkovsky, un analista y estudioso de Vladimir Putin, el presidente ruso, el año en curso mostraría un choque de la "corporación": por un lado la petrolera estatal Rosneft y su presidente, Igor Sechin, y por otro Lukhoil, la mayor petrolera privada rusa. 

En ese terreno lo que está en juego serían la privatización de Rosneft. Y Shuvalov reiteró que el Gobierno tiene la intención de vender la participación del 19.5% en la compañía "el 5 de diciembre" por una suma "no menor de 10.9 millones de dólares".

Lukhoil dijo que no estaba interesada pero ya se sabe que el propio Putin había explorado esta hipótesis con el titular de esa compañía, Vaghit Alikperov, en medio de las oposiciones de Sechin a esa operación.

En resumen, por un lado, la necesidad de obtener efectivo para reponer un presupuesto público agotado, según lo demandado por los liberales, por otro, el deseo de proteger a un sector, el del petróleo, que es considerado por los nacionalistas rusos como esencial para la supremacía geoestratégica del país. Ha estallado una guerra interna que ahora parece desarrollarse sin tregua ni piedad.