Sindicatos de EU rechazan acuerdo Trans-Pacífico

Aseguran que el Tlcan despejaría el camino para que numerosas empresas se lleven puestos de trabajo a países con sueldos más bajos.

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Un manifestante japonés sostiene un cartel en el que se pide que no se firme un acuerdo Trans-Pacífico de libre comercio. (Agencias)
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Agencias
WASHINGTON, DC.- Dos décadas después de perder la batalla para impedir la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), los sindicatos estadounidenses están nuevamente en pie de guerra, resistiendo a capa y espada la firma de un nuevo acuerdo de ese tipo con 11 naciones de la Cuenca del Pacífico.

En juego está la incorporación de Estados Unidos a la Alianza Trans-Pacífico, que reduciría o eliminaría la mayoría de las barreras comerciales entre Estados Unidos y sus socios. El acuerdo está siendo elaborado en negociaciones a puertas cerradas.

Líderes sindicales y otros detractores de la iniciativa dicen que el tratado despejaría el camino para que numerosas empresas se lleven muchos puestos de trabajo a países con sueldos más bajos. Organizaciones ambientalistas y de derechos humanos también expresan una firme oposición, según publica The Associated Press.

Es un tema conocido. Después de todo, el excandidato presidencial Ross Perot advirtió alguna vez que el Tlcan generaría una "estruendosa succión" de trabajos que se irían de Estados Unidos a México.

Por ahora, las consecuencias económicas del Tlcan han sido mixtas, no tan graves como pronosticó Perot ni tan positivas como anticipó el presidente Bill Clinton.

El actual debate sobre el acuerdo de libre comercio con la Cuenca del Pacífico genera fricciones entre muchos correligionarios demócratas y el presidente Barack Obama. Algunos demócratas describen el acuerdo de la Cuenca del Pacífico y otro trans-Atlántico en el que se está trabajando como un "Tlcan con esteroides".

Igual que ocurrió con el Tlcan, que asoció las economías de Estados Unidos, Canadá y México, creando la zona de libre comercio más grande del mundo, el acuerdo bajo estudio es mejor visto por los republicanos que por los demócratas.

Hasta ahora, el Congreso se ha mostrado poco inclinado a conceder a Obama la facultad de usar la vía rápida, o "fast track" para la aprobación de estos acuerdos, sometiéndolos a una votación en el Congreso en la que solo se acepta su aprobación o rechazo, sin la posibilidad de hacer modificaciones. En el pasado el Congreso ha aprobado el "fast track" cada vez que se negoció un acuerdo de libre comercio, incluido el Tlcan.

El excandidato presidencial Ross Perot advirtió que el Tlcan generaría una "estruendosa succión" de trabajos que se irían de EU a México

Ahora que los republicanos controlan el Congreso, podría haber mejores perspectivas de que se apruebe una legislación de libre comercio. Pero Gary Hufbauer, del Instituto Peterson de Economía Internacional, cree que a Obama "le va a costar captar el voto demócrata mucho más que lo que le costó a Clinton".

Obama dijo ante una conferencia de líderes empresariales el mes pasado que está consciente de las diferencias que hay dentro de su propio Partido Demócrata en torno a los acuerdos de libre comercio y que sabe que algunos demócratas pueden tener "quejas legítimas" sobre posibles consecuencias adversas. Es un tema "complejo", admitió.

La senadora demócratas Elizabeth Warren, que está ganando peso en el partido y generalmente apoya al presidente, ha expresado escepticismo. "No podemos darnos el lujo de firmar un acuerdo que afecta la capacidad del gobierno de proteger la economía estadounidense", escribió en una carta enviada recientemente al delegado comercial estadounidense Michael Froman.

La Alianza Trans-Pacífico incluiría a 12 países que representan el 38 por ciento de la actividad comercial mundial: Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Las negociaciones han acentuado las diferencias entre el empresariado y los sindicatos.

"Un mundo en el que los bienes y servicios son intercambiados libremente es un sitio más fascinante y próspero para vivir", sostuvo David Abney, director ejecutivo de United Parcel Service, empresa de transporte de cargas y entrega de paquetes que se beneficiaría del nuevo acuerdo de libre comercio.

Pero el presidente de la central sindical AFL-CIO Richard Trumka dice que los acuerdos de libre comercio son perjudiciales. "No podemos aprobar nuevos acuerdos comerciales que siguen el modelo del Tlcan", declaró.

El presidente del sindicato de camioneros James Hoffa afirma que se perderán muchos puestos de trabajo.

Para Hoffa, los acuerdos comerciales que firma Estados Unidos deberían "contribuir a una economía mundial democrática y promover buenos empleos, empleos para todos y sueldos más altos".

"Un elemento clave, desde ya", agregó, "es firmes protecciones a los derechos laborales para que todo trabajador de cualquier país pueda ejercer sus derechos humanos fundamentales en su trabajo, sin temores".

"Nuestra experiencia en el pasado con los acuerdos de libre comercio no ha sido alentadora", sostuvo Robert E. Scott, director de comercio y producción del Instituto de Políticas Económicas, con sede en Washington y financiado en buena medida por organizaciones laborales.

Propulsores y detractores del libre comercio pintan panoramas contrastantes.

La Cámara de Comercio estadounidense dice que el Tlcan "ha generado grandes oportunidades para los trabajadores, agricultores, consumidores y el empresariado estadounidenses y que el comercio con Canadá y México "sostiene decenas de miles de empleos en los 50 estados" de Estados Unidos.

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