Aún no han nacido y sus vidas corren peligro

Estas mujeres no solo están a la espera de la llegada de sus bebés, sino también del futuro que les espera al vivir en campamentos en Jordania.

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Wadhah Hamada, mujer siria de 22 años y embarazada, posa para una fotografía dentro de su tienda en un asentamiento próximo a la frontera siria, a las afueras de Mafraq, en Jordania. (Agencias)
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Agencias
MAFRAQ, Jordania.- Las refugiadas embarazadas que viven en asentamientos formados por tiendas de campaña, están entre las más vulnerables de los cientos de miles de sirios que han encontrado refugio en Jordania. Normalmente no pueden permitirse visitas médicas y se enfrentan a posibles problemas de salud por la falta de agua corriente y otros problemas.

Por el contrario, las embarazadas de los tres campos legales habilitados por Jordania tienen acceso a servicios gratuitos, incluyendo cuidados prenatales y parto, según la agencia de Naciones Unidas para los refugiados. Zaatari, el mayor de ellos, registró más de tres mil 500 nacimientos el año pasado, de un total de 18 mil bebés de madres refugiadas en 2014, agregó.

Casi 3.8 millones de sirios huyeron de su país y están registrados ahora como refugiados, según la ONU. La mayoría enfrenta unas circunstancias cada vez más desesperantes.

Las embarazadas que hablaron con The Associated Press en tiendas improvisadas en asentamientos cerca de la ciudad de Mafraq, en el norte de su país de acogida, dicen tener miedo ante un futuro incierto.

"Hace un par de semanas, no podía notar a mi bebé moviéndose en el vientre por lo que entré en pánico y no supe qué hacer dado que no me puedo permitir ir a una clínica y revisarlo", dijo Huda Alsayil, embarazada de cinco meses y que hace tres años huyó de los combates en Hama.

Wadhah Hamada de al-Hasaka señaló que no tiene indicios de cómo avanza su gestación, ahora en el cuarto mes.

"No puedo permitirme pagar 50 dínares jordanos (70 dólares) por una ecografía y otros exámenes médicos", comenta. "Nuestro futuro es oscuro, mi vida está en una tienda de campaña y la de mi primer hijo no será distinta".

Jalida Alfarraj, de Idlib, tiene bajos niveles de azúcar en sangre y sufre mareos en su segundo mes de embarazo, pero no puede pagar los medicamentos.

"Estoy muy asustada, este es mi primer hijo", señala Alfarraj. "Quiero mandar un mensaje a todas las mujeres embarazadas del mundo, siéntanse bendecidas por tener un techo y una familia alrededor".

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