Venezolanos eligen nuevo Presidente

Poco menos de 19 millones de ciudadanos elegirán entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles al sucesor de Hugo Chávez.

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La autoridad electoral señala que darían el resultado tres horas después de concluir la votación. (Agencias)
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Agencias
CARACAS, Venezuela.- Venezuela inició una jornada electoral en la que decidirá entre el heredero político del fallecido mandatario Hugo Chávez o un opositor que apuesta a cambiar el rumbo de un país polarizado por más de una década.

Los votantes, que mantuvieron a Chávez por 14 años en el gobierno, llegan a las elecciones presidenciales con dos candidatos principales: Nicolás Maduro, el devoto colaborador que el exmandatario designó sucesor antes de fallecer, y Henrique Capriles, un opositor que ha prometido devolver la unidad en el país que ha dicho se perdió en los tres últimos lustros.

Maduro es también el presidente encargado de Venezuela y a lo largo de la campaña fue acusado por su rival de haber lucrado políticamente con el dolor de los ciudadanos por la muerte de Chávez, además de aprovechar a su favor los recursos del Estado, según informa AP.

Unos 18.8 millones de electores están convocados a las urnas y el jefe militar encargado del plan de seguridad aseguró que los comicios se realizaban en calma en todo el país.

La jornada electoral arrancó formalmente a las seis de la mañana (10:30 GMT) cuando comenzaron a abrir los centros de votación que recibirán los sufragios hasta las 18:00 horas (22:30 GMT), aunque se mantendrán en operación en caso de que aún haya personas formadas.

La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, dijo a la televisora privada Globovisión que cerca de una hora después de la apertura de los centros de votación le habían reportado la apertura de un 86% de las mesas.

En las elecciones del 7 de octubre Chávez se impuso con 55.07% de los votos

La autoridad electoral ha dicho que tres horas después de concluida la votación podría dar a conocer los resultados sobre el ganador.

Desde las tres de la mañana (07:00 GMT) se podía escuchar un "toque de diana" desde altavoces colocados en vehículos, con el que tradicionalmente se convoca a la gente a prepararse para la votación. Media hora después ya podía verse a ciudadanos comenzando a hacer fila fuera de las mesas de votación.

Largas filas de electores, menos concurridas que en los comicios de octubre pasado, cuando Chávez fue reelegido por tercera ocasión, se observaron desde tempranas horas en varios centros del este de la ciudad.

En las elecciones del 7 de octubre Chávez se impuso con 55.07% de los votos sobre Capriles, quien entonces compitió por primera vez y obtuvo 44.3% de los sufragios. La participación registrada fue del 80.4% de los electores.

En la cercanía de algunos centros se observó la presencia de camiones con grandes cornetas sonando música a favor del oficialismo y el sonido de la diana, así como pequeños toldos rojos donde se concentraban algunos seguidores del gobierno para coordinar el traslado de electores en moto para sufragar.

"Estas elecciones son trascendentales para todos los venezolanos" dijo Cristina Bardina, una enfermera de 48 años que esperaba sentada en una pequeña silla portátil afuera de una escuela pública de la barriada pobre de Petare, al este de la ciudad.

El país requiere "un cambio porque para nadie es un secreto que el país está en un caos terrible. Hay mucha delincuencia, mucha violencia", comentó.

"Pienso que se debe dar continuidad a su legado (de Chávez)", afirmó José Alzualde, un comerciante de 59 años, mientras esperaba a las afueras de una escuela privada del este de Caracas.

"Desde las tres y 30 estoy despierta. Quería votar temprano para lograr un cambio y la democracia para mi país. Hay que salir de este comunismo que nos está hundiendo", dijo Judith Pinto, una secretaria de 46 años, en la fila para votar en una escuela de Petare.

Maduro, de 50 años, se proclama "hijo" y "heredero" de Chávez, mientras que Capriles, de 40 años, es un abogado que ha dicho que su único "jefe" es Dios.

Michael Shifter, del centro de estudios Diálogo Interamericano, dijo a The Associated Press que la jornada electoral se da después de que Maduro emprendió una campaña con "ineptitud" que provocó el distanciamiento de chavistas moderados, al intentar "repetir el guión de Chávez".

En la provincia venezolana, menos activa políticamente, se presentaron algunos retrasos en la instalación de las mesas, porque cerca de las seis de la mañana aún no habían llegado todos los testigos ciudadanos.

"Pase lo que pase, mañana yo creo que hay que mandar una señal", dijo José Romero, un ingeniero industrial de 48 años, quien esperaba la apertura del centro en Valencia, capital del estado central de Carabobo.

"No podemos seguir creyendo en mesías... no podemos seguir pensando que va a llegar un mesías, hay que trabajar", estimó. "Este país ha aprendido muchísimo y hoy sabemos que una persona no lo arregla todo", añadió el hombre que dijo que votaría por Capriles.

El próximo presidente guiará el destino de Venezuela para los próximos seis años, en medio de dificultades económicas y un clima de aguda polarización social.

La elección será la tercera para este país petrolero en seis meses luego de concurrir a las urnas en octubre, cuando votó por la tercera reelección de Chávez, y en diciembre para escoger a los gobernadores de sus 23 estados.

"Hugo Chávez le dejó una herencia muy pesada al próximo presidente, sea Maduro o Capriles", dijo a la AP Arlene Ramírez Uresti, profesora de la universidad privada Tecnológico de Monterrey en México.

Grandes desafíos

Muchas empresas venezolanas operan a media capacidad por los estrictos controles del tipo de cambio que les complica pagar por bienes y materiales importados. Algunos líderes empresariales han dicho que algunas empresas estarían al borde de la quiebra, porque son incapaces de abrir líneas de crédito con proveedores internacionales.

Chávez impuso un control al tipo de cambio hace una década, intentando evitar la salida de capitales y su gobierno expropió tierras y decenas de empresas.

Ahora, los dólares se venden en el mercado negro tres veces por encima del tipo de cambio oficial y el gobierno encargado de Maduro ha tenido que devaluar dos veces este año la moneda local, el bolívar. El tipo de cambio oficial es de 6.3 bolívares por dólar.

Además, la gente batalla por conseguir en las tiendas algunos productos como leche, mantequilla y harina. El gobierno responsabiliza de la escasez a acaparadores, mientras la oposición dice que es responsabilidad del control de precios impuestos por Chávez bajo el argumento de enfrentar la inflación de dos dígitos.

Maduro ha dicho que mantendrá las políticas de Chávez, mientras que Capriles promete modificarlas y, por ejemplo, revertir las expropiaciones de tierra.

"Si el presidente encargado Maduro es electo y no hace un ajuste al programa económico de Venezuela, (el país) se va a venir abajo y va a haber un creciente desempleo", dijo la experta del Tecnológico de Monterrey.

Los altos precios internacionales del petróleo han sido y son una bendición para Venezuela, que sustenta su economía. Chávez gastó 500,000 millones de dólares para reforzar los programas sociales, lo cual se tradujo en una reducción de la pobreza de un 50% a alrededor del 30%.

Sus críticos, sin embargo, sostienen que el gobierno ha abusado de esa industria, al ordenar a la petrolera estatal PDVSA la distribución de alimentos y el financiamiento de planes sociales, descuidando las inversiones necesarias para evitar la caída de la producción y refinación.

Los ingresos petroleros de Venezuela han bajado de unos 5.600 millones de dólares a 3.800 millones de dólares en 2012, mientras que la deuda de PDVSA se incrementó a 40.000 millones el año pasado. El país importa unos 100.000 barriles de gasolina de Estados Unidos, un país permanentemente criticado por el gobierno chavista.

Para los comicios se instalaron más de 39,000 mesas receptoras de votos en Venezuela, un país con cerca de 29 millones de habitantes.

El proceso es automatizado y se utilizan máquinas de votación que son activadas por un dispositivo lector de huellas digitales para evitar que algún elector sufrague más de una vez.

Alrededor de 125,000 militares estarán a cargo de la seguridad y la logística en el proceso.

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