Vendía plumas en la calle; ahora es empresario

Una fotografía que conmovió al mundo impulsó una campaña de apoyo económico como muestra de solidaridad con un refugiado de Siria.

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Abdul Halim al-Attar (der), se encuentra fuera de su panadería, en Beirut, Líbano. Al-Attar logró poner sus negocios gracias al apoyo de la gente que donó dinero para él, después de que se publicara una foto de él vendiendo plumas en la calle mientras cargaba a su hija. (Agencias)
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Agencias
BEIRUT, Líbano.- Su nombre es Abdul Halim al-Attar, un refugiado sirio en Beirut y lo conocimos gracias a una imagen suya que le dio la vuelta al mundo hace un par de meses. 

En ella se le veía desesperado, vendiendo bolígrafos por las calles mientras cargaba a su hija. Ahora tiene dos panaderías y un pequeño restaurante, en donde emplea a 16 refugiados sirios.

Fue Gissur Simonarson, un periodista fundador del sitio web de noticias de guerra ConflictNews, quien hizo pública la situación en Beirut, capital del Líbano.

Simonarson consiguió un par de fotos de Abdul, junto a su hija Reem, de cuatro años, las subió a Twitter y ese tuit se compartió más de seis mil veces.

Fue entonces que el refugiado despertó lo mejor de los internautas, quienes apoyaron una campaña de fondeo colectivo en IndieGogo para reunir fondos para apoyarlo. Fue un éxito y las donaciones excedieron la meta hasta llegar a los 191 mil dólares.

Al-Attar, de 33 año y padre de dos, dijo a la agencia AP: "No solo cambió mi vida, pero también la de mis hijos y de las personas en Siria a las que he podido ayudar". El refugiado ha dado 25 mil dólares a amigos y familiares en Siria.

Con la ayuda, Abdul pudo poner dos panaderías y un pequeño restaurante, en donde le ayudan otros 16 refugiados. Además, ahora se ha mudado a un departamento de dos habitaciones al sur de Beirut.

El lugar es ruidoso y  reducido, pero Reem, que aparecía sobre el hombro de su padre en la foto viral, muestra con orgullo sus nuevos juguetes: utensilios de cocina de plástico, un columpio y un oso de peluche que parece ser su favorito. Su hermano, Abdullelah de nueve años de edad, está de regreso en la escuela después de tres años de ausencia.

Al-Attar vivió en un asentamiento de Yarmuk, cerca de Damasco, pero se vio forzado a dejarlo debido a la guerra civil que causó el cierre de su puesto de trabajo, una fábrica de chocolate. Antes de llegar a Beirut, probó suerte en Egipto pero no obtuvo éxito. 

Al-Attar jamás se imaginó que una foto viral pudiera hacer tanto por él y sus hijos, sin embargo, acceder a los fondos que recaudó la campaña en su favor no ha sido tan fácil. 

Hasta el momento solo ha recibido el 40 por ciento de los aproximadamente 168 mil dólares que quedaron después de que IndieGogo y Paypal tomaran alrededor de 20 mil por cuotas del manejo del dinero. 

PayPal no opera en el Líbano, por lo que, por el momento, el dinero le es llevado poco a poco a Líbano por un amigo de la campaña que puede hacer retiros en Dubái.

"Me hace muy feliz ver que él abrió un restaurante y sus hijos están mejor cuidados", dijo Simonarson a AP.

Pero también dijo que estaba descorazonado "después de ver lo difícil que ha sido el desembolso, y  las complicaciones con los refugiados para poder abrir una cuenta bancaria en el Líbano. Creo que será mi última recaudación de fondos".

A pesar de todo, Al-Attar se siente agradecido y él y sus 16 empleados tienen suerte de contar con un trabajo en Líbano. Hay alrededor de 1.2 millones de refugiados sirios registrados en el país, la mayoría de ellos luchando por encontrar trabajo.

Sólo un tercio de todos los refugiados sirios en Líbano tiene alguna forma de empleo, según un informe de 2014 de la Organización Internacional del Trabajo.

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