Los verdaderos tesoros de la Iglesia deberían ser los pobres: Papa

Francisco aseguró durante el sermón de su misa matutina que la Iglesia debe ser humilde y no 'pavonearse'.

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El Papa Francisco criticó a la Iglesia que 'piensa en cómo ganar dinero'. El Pontífice al llegar a la plaza de San Pedro del Vaticano. (Archivo/EFE)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco fustigó hoy a una Iglesia que está apegada al dinero y aseguró que los verdaderos tesoros de la Iglesia católica deberían ser los pobres, no los poderes ni las grandezas.

Durante el sermón de su misa matutina, que celebró en la capilla de la Casa Santa Marta del Vaticano, el líder católico reflexionó sobre el pasaje bíblico en el cual Jesús regaña a los jefes de los sacerdotes y les advierte que incluso las prostitutas les precederán en el reino de los cielos, según publica Notimex.

Precisó que la Iglesia debe ser humilde y no “pavonearse”. Pero aclaró que la humildad no es aquella de una persona “lánguida, floja, que tiene los ojos en blanco”, porque esa es una “humildad de teatro”.

“Si tú no eres capaz de decirte a ti mismo que eres un pecador y que los demás son mejores que tú, no eres humilde. El primer paso en la Iglesia humilde es sentirse pecadora, el primer paso de todos nosotros es el mismo”, señaló.

“Si alguno de nosotros tiene la costumbre de ver los defectos de los demás y chismear sobre ellos, no es humilde, se cree juez de los demás”, agregó.

Insistió que los pobres son la riqueza de la Iglesia y criticó a la Iglesia que “piensa en cómo ganar dinero”.

Cuestionó en quién ponen su confianza los católicos, si lo hacen en el poder, en los amigos, en el dinero o “en el señor”.

“Si tú tienes un banco propio, eres el dueño de una banca pero tu corazón es pobre, está apegado al dinero, esto no es servicio. La pobreza es desapego, para servir a los necesitados, para servir a los demás”, continuó.

“Esperando la llegada de la Navidad pidamos que nos dé un corazón humilde, que nos dé un corazón pobre y, sobre todo, un corazón que confíe en el señor, porque el señor no desilusiona jamás”, ponderó.

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