'Me disfracé de prostituta para encontrar a los asesinos de mi nieto'

Fue en 2015 cuando Jonathan, de 17 años, murió a manos de un grupo de hombres que intentaron asaltarlo.

|
Ana Sabo posa con una fotografía en la que aparece con su nieto Jonathan Rodriguez, quien fue asesinado en 2015. (Guillermo Adami/clarin.com)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Agencias
BUENOS AIRES, Argentina.- El 26 de febrero de 2015 Jonathan Hernán Rodríguez Moreira fue asesinado durante un asalto en Quilmes, una ciudad ubicada 30 kilómetros al sur de Buenos Aires. 

El hecho sucedió cuando, a las 01:30 horas, salió de la casa de su abuela a buscar una mochila que se le había olvidado en el auto. Ahí, un grupo de hombres intentaron asaltarlo, por lo que le dispararon y le causaron la muerte al instante. Tenía 17 años.

Según relata Ana María Sabo, la mujer de 63 años, el joven era prácticamente un hijo para ella. 

"Cuando mi hija se separó, 'Joni' todavía no había nacido y su hermana Jésica tenía apenas tres años", explicó. 

Sabo añadió que del padre "nunca se supo nada", por lo que todos se fueron a vivir a su casa.

"Los chicos se criaron prácticamente conmigo, porque mi hija trabajaba todo el día, con lo cual suelo decir que fueron un poco hijos y un poco nietos. 

En 2010 mi hija enfermó de cáncer y en 2012 murió. Fue un proceso muy penoso para Jonathan", relató Sabo dando cuenta de la trágica historia familiar.

Como si ello fuera poco, el mismo año que falleció su hija también murió su marido. Tres años después su nieto fue asesinado.

El caso

Hubo dos testigos del asesinato de Jonathan, pero al momento de ir a declarar ante el fiscal Sebastián Videla, de la Unidad Fiscal de Investigaciones de Quilmes, denunciaron que sufrieron "apremios ilegales" por parte de la policía. Ante esto el fiscal abrió una causa paralela para investigar ambas denuncias, pero no pudo incluir esos dos testimonios en el expediente judicial.

Fue así como la causa comenzó a estancarse debido a la falta de testigos y pruebas que permitieran acreditar la identidad de los asesinos. Si bien el Ministerio Público Fiscal ofreció una recompensa para quienes aportaran información, nadie más se presentó ante el funcionario para atestiguar.

La abuela prostituta

Ana María Sabo decidió entonces investigar por su cuenta. Por distintos testimonios que fue recogiendo entre los vecinos pudo conocer los nombres de tres sospechosos. Entonces decidió ir a buscar las pruebas.

"A los cuatro meses del homicidio me enteré de dónde vivía uno de los asesinos", contó. En ese momento decidió disfrazarse de 'prostituta'. 

Se puso una peluca, un pantalón de su nieta y fue al barrio indicado diciendo que venía "de la villa (como se dice a los barrios pobres de Argentina) de Los Eucaliptus y que quería comprar 'falopa' (droga)".

De esta forma pudo fotografiar a uno de los presuntos asesinos al que llaman El perro. Si bien le llevó esas fotos al fiscal, luego no pudo volver a identificarlo. "Apenas lo vi", cuenta Ana María.

Sin embargo, Sabo relata también que fue amenazada por El perro.

"Pasó por mi casa en moto diciendo que iba a 'hacerme mierda'", contó. 

La abuela explica: "No quiero venganza, lo que quiero es justicia. Mi nieto tuvo una vida muy difícil, era sencillo, de buenos sentimientos", concluyó.

Cuando Jonathan fue asesinado acababa de terminar los exámenes de sus últimas materias de la secundaria y estaba a punto de empezar a trabajar.

(Con información de actualidad.rt.com)

Lo más leído

skeleton





skeleton