China vigila la renegociación del Tlcan

Pekín espera aprovechar el vacío que provocan las ‘trabas’ que impone Estados Unidos.

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Desde 1994 las exportaciones chinas a México se han multiplicado por 150. (ComercioyAduanas.com)
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Agencia
CIUDAD DE MÉXICO.- El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), la mesa sobre la que se asientan los intercambios en la región más próspera del mundo, descansa sobre cuatro patas. Tres son obvias: Estados Unidos, México y Canadá, los países que firmaron el mayor acuerdo de abolición de aranceles del planeta hace casi un cuarto de siglo. La cuarta es mucho menos evidente —ni siquiera pertenece geográficamente a Norteamérica y, por supuesto, no es miembro del tratado—, pero su peso en la economía de los tres estados miembros no ha dejado de crecer en los últimos años: China.

Pekín ha roto esquemas. No ha necesitado un tratado comercial para convertirse, por la vía de los hechos, en el cuarto pilar del TLC, tanto en productos acabados como en bienes intermedios, hasta el punto de haberse convertido en pieza esencial e indispensable en buena parte de las cadenas de producción norteamericanas.

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De acuerdo con información del diario El País, Desde 1994 las exportaciones chinas a México se han multiplicado por 150 —de 499 millones de dólares en 1994 a más de 74.000 millones en 2017—, sus ventas a EE UU se han multiplicado por 14 en el periodo —de menos de 9.300 millones a más de 130.000— y a Canadá, tres cuartas partes de lo mismo.

Aunque las importaciones chinas de productos norteamericanos también ha seguido un ritmo claramente alcista, en términos absolutos el superávit comercial chino con la región no ha dejado de crecer.

Con estas cifras en la mano no es de extrañar que el gobierno de Xi Jinping, ansioso por reemplazar con su influencia los espacios que deja Estados Unidos, mire de reojo lo que ocurre en la renegociación del mayor acuerdo comercial del planeta.

"La relación entre México y China no es un asunto de voluntad, sino de necesidad".

“China ha sido el gran ganador del TLC”, afirma Simón Levy, autor de Rumbo a China (ISEF, 2015). “El déficit conjunto de EE UU y México con China se ha multiplicado por cinco en los 15 últimos años y de cada 10 dólares de superávit de México con EE UU, cinco se regresan a China”, añade.

“La relación entre México y China no es un asunto de voluntad, sino de necesidad; no es únicamente comercial, sino geopolítica. Y eso lo tiene que entender el gobierno mexicano”.

México ha servido de 'puente' para los productos chinos. (Mexicoxport.com)

La mayoría de especialistas en comercio internacional consultados ven en la renegociación del TLC una oportunidad de oro para que Washington refuerce su posición y sus lazos con dos socios de los que, hasta la fecha, no ha recibido más que lealtad.

Con un acuerdo comercial reforzado, Washington tendría una herramienta adicional para enfrentar la creciente hegemonía de Pekín en América y en el mundo: pero eso exige que Trump deje de ver a México y Canadá como enemigos que le restan empleos y empiece a observarlos como socios.

China no está ni mucho menos incómoda en el esquema actual. “No se puede decir que el TLC haya sido malo para China. Todo lo contrario”, apunta Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Se ha producido una sustitución de comercio norteamericano por comercio con China y, de facto, Pekín se ha convertido en el cuarto socio del tratado. Coloquialmente podríamos decir que es el gorrón de la fiesta”, agrega.

A grandes rasgos, subraya el jefe del Centro de Estudios China-México, se podría decir que el mayor perdedor, tanto en términos de comercio como en términos de empleo, por la creciente presencia de China es EU, seguido por el comercio intrarregional entre los países de América del Norte y también de Latinoamérica: si en el año 2000 la primera potencia mundial participaba en el 50% del comercio de la región, según los datos de Dussel Peters, en 2015 esta cifra había bajado hasta menos de 33%.

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