Calkiní aún tiembla ante la leyenda del torero vampiro

MÉRIDA, Yuc.- Antiguos pobladores de ese municipio campechano rememoran la tragedia ocurrida el viernes 23 de abril de 1955 en Tepakán.

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La banca donde, según la leyenda, fue colocado el cuerpo del torero Rosendo Alvarez. (Christian Ayala/SIPSE)
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Julio Amer/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Ya ha transcurrido más de medio siglo de este suceso y aún los viejos calkinenses  tiemblan de miedo cuando recuerdan la tenebrosa leyenda del "Torero Vampiro", una trágica historia llena de misterio y terror que ya es parte del folclore de este municipio campechano que colinda con Yucatán.

El lunes pasado publicamos este tétrico episodio en el que narramos que en 1955 un torero oriundo de la Ciudad de México de nombre Rosendo Álvarez, de 22 años de edad, había fallecido tras ser embestido por un burel en la fiesta tradicional de la comisaría calkinense de Tepakán y que tres años después, al ser abierta su tumba en Calkiní, donde fue sepultado, el cuerpo del malogrado matador aún se encontraba incorrupto (en buen estado de conservación) y, por si fuera poco, el cadáver mostraba una siniestra sonrisa, unos filosos e impresionantes colmillos, largas garras y tenía el cabello y barba crecidos, además de que su chaquetilla de torero estaba extendida hacia arriba, simulando unas diabólicas alas.

Tras el macabro hallazgo, la gente del pueblo, temerosa por el suceso, empezó a comentar que Rosendo Álvarez se había convertido en un vampiro, en un "muerto viviente" que salía por las noches y atacaba a los noctámbulos.

El equipo de investigación de MILENIO NOVEDADES, con el afán de desentrañar este misterioso suceso del que ya han transcurrido 57 años y sigue causando pavor en los lugareños, sobre todo en gente de la tercera edad, se dirigió al lugar de los hechos para desempolvar la añeja leyenda y autenticar la historia.

Así, el pasado viernes 2 de noviembre, día de los "Fieles Difuntos", nos dirigimos a Calkiní para entrevistar a viejos testigos de ese incidente y comenzamos visitando el Palacio Municipal, una bella construcción con amplia escalinata, donde cuenta la historia fue llevado el cuerpo del torero y colocado en una de las sillas de varillas de madera mientras se decidía cuándo darle sepultura, y ahí entrevistamos a un custodio que no quiso identificarse, pero que nos narró brevemente que sí sabía de ese incidente "por oídas", ya que él es de Bécal (poblado cercano a Calkiní), pero que si deseábamos saber más sobre este suceso, habláramos con el enterrador "don Mas", Marcelino Chi.

El sepulturero

Con esa referencia y preguntando aquí y allá, dimos con "don Mas", quien junto con su esposa doña María Lucía Ac, nos narró que, efectivamente él, junto con el entonces encargado del panteón, Candelario "El Chel" Canul (fallecido hace unos 20 años), sacaron los restos de Rosendo Álvarez, pero afirma que era solamente una osamenta, no como cuenta la leyenda de que el cuerpo estaba incorrupto.

Para corroborar la historia pedimos a "don Mas" que nos llevara al cementerio de Calkiní, un camposanto muy limpio, sin hierba, y que por ser día de Fieles Difuntos se hallaba bastante concurrido.

Don Marcelino nos enseñó la tumba donde el supuesto vampiro fue sepultado en 1955 (el cronista calkinense Andrés Jesús González Kantún dice en su reseña que fue un año antes), pero nos indicó que ahora ese lote pertenece a una familia.

Como se indica en la narración, los restos de Rosendo Álvarez fueron exhumados tres años después, en 1958, pero como los parientes del malogrado espada no se llevaron los huesos, éstos fueron depositados en la fosa común, sitio que también nos señaló el ahora retirado sepulturero que trabajó en el cementerio calkinense durante 45 años.

Sin embargo, "don Mas" nos recomendó que si queríamos saber más de esta historia, fuéramos a la comisaría de Tepakán, donde fue la corrida en la que perdió la vida trágicamente el matador capitalino.

Nos enfilamos a Tepakán, que está a unos 5 kilómetros de Calkiní, y ahí entrevistamos a un veterano poblador, don Alfonso Ciab Chi, ex pintor de 73 años, quien nos aseguró que fue testigo del trágico hecho, cuando a Rosendo Álvarez lo corneó el toro, pero señaló que desconocía la historia de que el torero se había convertido en vampiro.

Luego hablamos con Ermilo Moisés Ceh Canul, de 37 años, conocido como "Charlie", quien es taxista foráneo y nos aseguró que sus abuelos le contaron la historia del "chupasangre" calkinense, y dijo que, efectivamente, esa leyenda les ponía "los pelos de punta" cuando se las narraban siendo pequeños él y sus hermanitos.

Después nos entrevistamos con Briceida Cuevas Cob, escritora de poesía y ensayo, que incluso ha recibido algunos premios en la Ciudad de México, en Valencia, España y en París, Francia. Doña Briceida nos dijo que esta historia del vampiro es sólo parte del folclore de Calkiní, pero que ella ni la afirma ni la desmiente.

Lo que sí nos aseguró, al igual que los otros pobladores, es que Rosendo Álvarez llegó a Tepakán muy engreído y se expresó del lugar con palabras despectivas, al llamar al poblado como un "rancho polvoriento y pobre", que no era de su categoría, ya que él había actuado en plazas importantes del país y que de saber cómo era el sitio no habría aceptado el contrato.

Mala vibra

Añadió que Rosendo no fue con los demás toreros, Juan Villanueva y "El Ratón", que actuarían ese día, a rezar a la iglesia de San Bartolo, donde se venera la imagen de la Virgen del Pilar, como se acostumbra antes de saltar al ruedo. El foráneo, desde que llegó a la población, destilaba "mala vibra".

Doña Briceida cree que si el cuerpo de Rosendo se encontraba en buen estado de conservación pudo deberse a que algunos toreros, para darse valor, se dopan antes de actuar, y que una de esas drogas pudo provocar efectos en su anatomía y hacer que no se descompusiera después de muerto.

También dijo que probablemente lo embalsamaron en Calkiní en espera de que los parientes del malogrado torero arribaran de la capital del país (lo que no ocurrió), por lo que eso pudo momificar el cadáver, y finalmente, que debido al profuso sangrado que sufrió el matador, quizá el cuerpo se "secó" y eso evitó que se corrompiera.

Pero donde sí nos confirmaron la historia del vampiro fue en la casa de don Primitivo Chi Couoh, ex vaquero de 78 años, quien desde su hamaca, donde está postrado por enfermedad, nos contó la tragedia que ocurrió exactamente el viernes 23 de abril (no en mayo) de 1955, a las 5:30 de la tarde.

Cuentan que desde que llegó a la población, Rosendo Álvarez destilaba mala vibra

Ese día, nos dijo, él fue el encargado de soltar al toro, que no era negro, sino canelo, de cornamenta muy abierta, de unos 480 kilos, procedente del rancho "Dolores" que está en Bécal y que desde que el animal pisó la arena mostró su agresividad. Fue el segundo de la tarde y mientras se escuchaba la música de la charanga del "Chamaco" Alvarado, Rosendo saltó al coso dispuesto a enfrentar al amenazante toro.

 

Fue así que después de unos cuantos capotazos, la bestia levantó en vilo al temerario torero, lo zamarreó varias veces y luego lo revolcó en la tierra.

El pobre Rosendo, con las vísceras al aire, sólo pudo levantar la mano, como diciendo adiós, pues ya estaba a punto de expirar. Desesperados, los vaqueros trataron de amarrar al toro para poder sacar al moribundo torero, pero la bestia opuso resistencia, tan es así que don Primitivo, luego de lazarlo casi fue arrastrado por el cornúpeta.

Cuando pudieron sacar de la arena a Rosendo ya había muerto y su cuerpo, como señalamos antes, fue trasladado al Palacio Municipal de Calkiní, donde estuvo tres días en espera de recibir sepultura. Al no llegar ningún pariente a reclamar los despojos de Álvarez, se le inhumó en el cementerio de la población y ahí permaneció tres años, hasta que llegaron sus familiares que reclamaron el cuerpo, pero se dice -comentó don Primitivo- que al abrir la tumba el cadáver estaba bien conservado y fue por eso que empezó a circular la leyenda del vampiro.

El mismo don Primitivo nos indicó que la familia Cahún poseía unas viejas fotografías de aquel incidente, donde aparecían el toro, el torero ya muerto e incluso donde lo estuvieron velando antes de enterrarlo.

 

Testimonio gráfico perdido

 

Tras despedirnos de don Primitivo, nos encaminamos a la casa de doña María Silvia Cahum Cob,  viuda del finado Aurelio Cahum, quien era el propietario de esas imágenes, las cuales tenía encuadradas y colgadas en un cuarto de su casa y que constantemente la gente del pueblo lo visitaba para verlas, pues el episodio fue un hecho que marcó por muchos años a Calkiní y en particular a la comisaría de Tepakán.

Por desgracia, esas fotos ya no existen. Se fueron enmoheciendo y las nueras de doña María Silvia sacaron los cuadros al patio, donde terminaron de destruirse. Un testimonio gráfico que lamentablemente se perdió para siempre.

La anciana de 76 años nos narró que esa tarde ella asistió a la trágica corrida. Tenía entonces 18 años y se impresionó muchísimo con ese incidente, el cual, asegura, aún lo tiene muy grabado en la memoria.

Indicó que ocurrió durante la Feria de la Virgen del Pilar, patrona del pueblo,  y que, como ya nos habían platicado otros viejos tepakenses, Rosendo llegó muy arrogante al poblado, se expresó despectivamente del lugar y se negó a rezar antes de actuar esa tarde.

"Dios lo castigó por ateo", dijo doña María Silvia mientras se persignaba. "Por eso cuando destaparon su tumba lo encontraron convertido en vampiro o brujo. Tenía el pelo crecido y los colmillos largos. Todos lo que lo vieron estaban temblado de miedo".

Tras escuchar todas estas historias y testimonios de gente que fue presenció esta antigua tragedia, sólo nos queda como conclusión que la leyenda del "Vampiro torero" ya forma parte del folklore de Calkiní.

rd/

 

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