¡Viva Estados Unidos Mexicanos, cabrones!

Lo que me extraña es que el todavía señor de Los Pinos no propusiera cambiar el nombre de México por Felipe de Jesús o Genero García Luna.

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De pésimo y artesano gusto que en la Cámara de Diputados los priistas no hubieran hecho eco de la propuesta calderónica de cambiarle de nombre a la patria, para que pasara de Estados Unidos Mexicanos a México.

Digo, no había mejor forma de consolidar la ejemplar tradición nacional de celebrar al país al ritmo de “¡Viva México, cabrones!”. Algo que, sin duda, nos da rumbo y certidumbre en estos tiempos oscuros y siniestros. Sí, basta ya de andar gritando arengas interminables y sin Fua como el “¡Viva Estados Unidos Mexicanos, cabrones!”.

Pocas cosas tan lógicas como esta idea del inminente próximo ex presidente. Al fin de cuentas, según su corte de caja, todo quedó rechinando de limpio, ya no quedan pocas cosas importantes en las cuales pensar. Digo, ya hasta ultimaron al Piwi, presunto asesino de Marisela Escobedo y su hija en un acto que parece como guión de video de Moreira. Igualito que la historia del delantero americanista, Raúl Jiménez, quien alega que le pegó hasta con el extintor a una chica desprovista de armamento, porque creía que lo iba a secuestrar. Lo que viene siendo el surrealismo con capacidades diferentes.

Pero así las cosas, lo que me extraña es que el todavía señor de Los Pinos no propusiera cambiar el nombre de México por Felipe de Jesús o Genero García Luna, que hubiera sido lo más idóneo. Sobre todo ahora que Peña Nieto está decidido a desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública federal, con una pequeña ayuda de los diputados que, como no han sabido apreciar a la institución, la quieren traspapelar en los más oxidados y empolvados rincones de la historia universal del Alzheimer selectivo. No se vale, con el portentoso legado que ha dejado esta maravilla, que quieran hacer tabla rasa con la historia como si estuviéramos bajo un régimen totalitario. Lo bueno es que ya existe el Museo de la Policía Federal para acordarnos de Tres Marías, la Cassez y tantos operativos maravillosos más.

Como sea, no es posible que por estar pensando en cómo maicear a los diputados para se comporten civilizadamente en la toma de posesión peñanietística, los más altos dirigentes del cuerpo legislativo no se hayan detenido a reflexionar sobre la naturaleza de esta propuesta fundamental que transformará de manera tan positiva el rostro de país. Incluso más que la humanista reforma electoral, que soldará, ahora más que nunca, las beneméritas cadenas de esclavitud tradicional.

¡Viva México, cabrones!

www.twitter.com/jairocalixto

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