Teatro sin cortes

La crisis que está viviendo actualmente Europa significa un golpe mortal a ese concepto acuñado por la socialdemocracia y que se volvió la joya de su corona: el Estado de bienestar. Al parecer, les resultaba posible dar un rostro humano al capitalismo, aun en su vertiente neoliberal y, al mismo tiempo, seguir sus reglas para administrarlo de tal forma que todos quedaran contentos.

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La crisis que está viviendo actualmente Europa significa un golpe mortal a ese concepto acuñado por la socialdemocracia y que se volvió la joya de su corona: el Estado de bienestar. Al parecer, les resultaba posible dar un rostro humano al capitalismo, aun en su vertiente neoliberal y, al mismo tiempo, seguir sus reglas para administrarlo de tal forma que todos quedaran contentos.

Inclusive este Estado de bienestar, de paso, excluía al proletariado del papel que el marxismo le asignó como clase revolucionaria. Al darse abrazos afectuosos con los patrones no había por qué impugnar el statu quo. El Estado de bienestar parecía haber encontrado la cuadratura del círculo.

Así, las fuerzas que pedían los cambios fueron desplazadas hacia los márgenes más o menos despreciados por el marxismo clásico: los campesinos, el lumpen formado por desempleados y la serie de movimientos que surgió a fines de los años 60, como el feminista, el gay, los que luchaban por la liberalización de las drogas, etcetéra.

En América Latina, fuera del Estado de bienestar y su noviazgo entre clases antagónicas quedaban también los grupos más saqueados históricamente: las etnias que habitaban nuestras tierras antes de la llegada de los europeos.

Pero les llegó la crisis tanto por el impulso a la especulación inmobiliaria como por la renuncia a una mínima regulación de los mercados de capital financiero. Despertaron bruscamente del sueño y el insomnio parece haber llegado para quedarse.

Es la hora de los recortes que se presentan como indispensables para no tocar al capital y para poner en su lugar al proletariado. Se acabó el noviazgo y los recortes empiezan  por la cultura que siempre se ha visto como superflua.

Esto, dada la globalización, tendrá su efecto espejo en el resto del mundo. El movimiento Theater uncut (Teatro sin cortes) pretende concientizar para evitar la muerte por asfixia del teatro.

En México, algunos grupos nos hemos unido a este movimiento global (ver http://teatrohaciaelmargen.wix.com/thm). Se trata de una acción teatral en dos sentidos: unirnos a lo que en Europa están sufriendo nuestros colegas y prevenir lo que seguramente tratará de implementarse aquí

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