'El sufrimiento: Un gran maestro'

Debemos de aprender a soltar, a no aferrarnos a las ideas ni a las personas, a ser conscientes de que en la vida, todo es un cambio.

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El sufrimiento es un gran maestro, y aprender a tener “alegría en el sufrimiento” es un reto en nuestras vidas. 

Esta frase la aprendí de mi madre, ella me decía: “Roberto hay que tener alegría en el sufrimiento” y me lo decía en sus últimos 8 años de vida, con dos prótesis en las caderas y clavada en una silla de ruedas.

Los momentos más difíciles de la vida pueden ser también los que nos dan más sabiduría. Por eso, cuando se presenta el dolor, hay que aprender a escucharlo y también aceptarlo. No es fácil aceptarlo, pero con la fortaleza de Dios todo es posible en la adversidad.

Los seres humanos tratamos de encontrar la felicidad y de evitar el sufrimiento, pero el sufrimiento es natural e inevitable.

Aunque no sea agradable, el sufrimiento es un gran maestro en la escuela de la vida. Así, la pérdida de un trabajo nos da la posibilidad de hacer un balance para ver qué podemos cambiar de cara al futuro; o el sufrimiento por el fallecimiento de un ser querido nos recuerda el valor de la vida y de las personas.

Tal vez no sea fácil, pero todos podemos aprender con el sufrimiento. Primero debemos de ser conscientes del sufrimiento sin negarlo o reprimirlo. Esto no quiere decir que nos recreemos en él, o de explotarlo como víctimas, sino simplemente aceptar que, en esos momentos, hay sufrimiento.

Hay que tomar una distancia emocional para poder averiguar las causas de nuestro dolor, permitiendo la autocrítica, pero sin caer en la culpabilidad.

Para ello hay que trabajar en la autoestima y en la autocompasión, esto es: aprender a desarrollar sentimientos de amor hacia uno mismo y cultivar la esperanza de que, tarde o temprano, recuperaremos el equilibrio.

Finalmente, debemos de aprender a soltar, a no aferrarnos a las ideas ni a las personas, a ser conscientes de que en la vida, todo es un cambio. Apoyarnos con frases como: “Nada es para mal, todo es para bien”. “Tengo el dolor, pero el dolor no me tiene a mi”, etc.

Bien dijo Buda “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”. Sufrimos en la medida en que rechazamos ciertas características de nuestra persona o de la vida. Pero cuando aceptamos la realidad la transformamos, dando lugar a nuevas posibilidades.

Sufrir es conectarnos con la naturaleza humana y, por ello, brinda esa gran fuente de sabiduría. Una buena arma para a prender del sufrimiento, y aceptar el dolor es...¡La autoestima!. “Practica el amor a ti mismo, quiérete mucho, mímate y acéptate. 

Esto no significa que te vuelvas egoísta, ¡no, todo lo contrario! Busca los valores que hay en ti y al encontrarlos la autoestima será mayor. Comprenderás mejor a tus semejantes y a ti mismo. Y con esta medida proyectarás amor a todo lo que te rodea, y serás más feliz y dichoso”.

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