Una Flor que se desmorona

Flor Mireya contrató un crédito por más de un millón 103 mil pesos con una de tantas empresas que “regalan” dinero a crédito pero que, al momento de cobrar, son implacables.

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Aunque de forma discreta, la Fiscalía General de Estado (FGE) admitió, a principios de este mes de octubre, la primera denuncia formal de un alcalde en funciones en contra de su antecesor, en este caso, mujer, concretamente en el municipio rural de Hoctún.

En efecto, el edil en funciones de Hoctún, Heberth Ismael Sarabia Ojeda, documentó ante la FGE, con sede delegacional en Izamal, que Flor Mireya Acosta Novelo y Alfonso Espadas Arjona, exalcaldesa y extesorero, habrían cometido hechos posiblemente delictuosos. Nada extraño, ya que durante la gestión de la priísta Florecita se –dice que dice- cometieron diversas atrocidades, principalmente sobre el erario. En otras palabras, los ahora exfuncionarios citados en la denuncia le habrían metido duro las manos a la plata, proveniente de recursos federales y estatales, destinada originalmente para obras sociales y de atención a los sectores de la población más vulnerables.

El alcalde en funciones, Sarabia Ojeda, tiene todo el derecho de proceder a la denuncia de acuerdo a la Ley de Gobierno de los Municipios del Estado de Yucatán, o sea, está en la legalidad, sobre todo cuando le dejaron un municipio más quebrado que la manita de Juan Gabriel cuando se pone a zongolotearse al ritmo de sus propia creaciones musicales (o cuando observa a su futuro “tierno”).

Y aunque en Yucatán hay pocos munícipes de extracción perredista, como el de Hoctún, muy pocos primeros ediles proceden contra sus antecesores. Casi todos saben que priístas no atacan a priístas, aun y el saliente alcalde haya dejado totalmente en la miseria al ayuntamiento con una cuenta bancaria de 1.25 pesos. Se han dado casos de este “millonario saldo”. El asunto tampoco varía entre funcionarios entrante y saliente de Acción Nacional. Todos se cubren. Los perredistas también han hecho lo mismo.

Pero la realidad, hasta ahora, es que entre autoridades de diferentes partidos políticos tampoco había broncas. Si un panista recibía el ayuntamiento, totalmente fregado, de manos de un priísta, no sucedía nada. Muchas quejas, llantos, lágrimas de cocodrilo, promesas de castigo y hasta allí. El o la ratilla quedaba impune y, por lo general, con los bolsillos llenos de billetes, producto de lo que saquearon en tres años.

Según el alcalde en funciones de Hoctún, ambos exfuncionarios, durante el proceso de entrega-recepción, contravinieron dicho ordenamiento legal al negarse a dar la documentación que contiene información del estado que guarda la cuenta pública de ese municipio, expedientes de obras concluidas y las inconclusas, activos, pasivos, inventario de bienes muebles e inmuebles y el equipo de cómputo propiedad de la Auditoría Superior del Estado de Yucatán (ASEY), el cual contiene los programas autorizados por esa dependencia para operar los recursos públicos.

El caso no quedó allí. La noche del 31 de agosto, horas antes de dejar la administración, Flor Mireya dejó plantados a su sucesor y equipo de trabajo, y al propio personal de la Auditoría Superior del Estado, al cual la propia exalcaldesa citó en el palacio municipal para dar paso al proceso de entrega-recepción, como marca la ley.

En su denuncia, el perredista Sarabia Ojeda informó que lo único que le fue entregado dos días antes de que concluya la administración de su antecesora fueron el edificio del palacio municipal y los vehículos oficiales (todos en mal estado).

Pero todavía hay algo más. Flor Mireya contrató un crédito por más de un millón 103 mil pesos con una de tantas empresas que “regalan” dinero a crédito pero que, al momento de cobrar, son implacables. Y claro que a los dueños de esas entidades que ahora abundan en cada esquina no les importa quién esté al frente de la comuna. El chiste es cobrar el dinero. En su momento, le dieron al edil Sarabia Ojeda cinco días de plazo, comenzando octubre, para saldar dicho préstamo; de lo contrario, se procedería de manera jurídica y legal en contra del ayuntamiento de Hoctún.

¿Para qué sirvió esa lana prestada a una compañía o changarro llamada “LUMO Financiera del Centro, S.A. de C.V.”? Sabrá Dios o, mejor dicho, sabrá la exalcaldesa Flor Mireya Acosta Novelo.

El asunto es que, por fin, un concejal en funciones intenta ponerle el cascabel al gato; en otras palabras, al ex primer edil o ex primera dama. ¿Procederá la denuncia? Conociendo la vertiente que suele trazar la justicia estatal en cuanto este tipo de situaciones, muy difícil. Pero lo más saludable es que todos los presidentes municipales que tengan este mismo problema les metan su gancho al hígado a sus antecesores. Al menos, la población conocerá que las autoridades salientes eran tremendas ratotas, indignas de confianza y que no deben merecer, más adelante, el voto ciudadano. Pero, lástima. El pueblo tiene poca memoria, sobre todo en los municipios. A ver qué sucede en Hoctún.

Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para Florecita no se marchite antes de que –probablemente- procedan en su contra (y suelte los billetes para que su caso no se mueva), enviarlas a [email protected] y/o [email protected]

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