La Habana intenta volver a la normalidad

Los turistas cuya visita coincidió con la muerte de Fidel Castro se quedarán con las ganas de probar un buen ron cubano.

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Las cenizas de Fidel Castro serán enterradas el domingo en el histórico cementerio de Santa Ifigenia. (AP/Natacha Pisarenko)
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Agencias
LA HABANA, Cuba.- Los residentes de La Habana parecían recobrar sus actividades tras dos días de homenajes al fallecido líder máximo de la Revolución, Fidel Castro, cuyos restos son traslados a Santiago de Cuba, cuna del movimiento triunfante de 1959.

Luego de salir temprano desde la sede de las Fuerzas Armadas, el cortejo fúnebre que transporta la urna de madera de cedro con las cenizas de Castro avanzaba rápido por la Carretera Central, rumbo a Santiago de Cuba, 900 kilómetros al oriente de La Habana.

Miles de pobladores, portando banderas cubanas se apostaron a la vera del camino desde la madrugada a la espera de vitorear a quien por 47 años gobernó la más grande de las islas de las antillas, publica Notimex.

Después de mediodía, la marcha se ubicó en Cárdenas, en Matanzas, aunque la meta es llegar esta noche a Santa Clara, como parte de la simbólica emulación a la inversa de la Marcha de la Libertad que partió de Santiago de Cuba a La Habana, el 2 de enero de 1959, un día después de que el dictador Fulgencio Batista saliera huyendo del país.

“¡Viva Fidel!”, “¡Hasta siempre Fidel!” fueron las frases más escuchadas al paso de la caravana, encabezada por un carro militar que lleva las cenizas de Castro hasta su morada final.

“Cuba es fidelista y siempre lo será”, comentó una señora que atiende una institución para niños en el céntrico barrio Cayo Hueso de La Habana, luego del paso del cortejo, que recorrerá el país hasta Santiago de Cuba durante cuatro días.

Silencio y luto

La mujer, rodeada de niños, algunos con uniforme escolar, luego de estar desde temprano para formar la valla a la caravana, dijo que poco a poco la población habanera que se quedó en la ciudad retornó a sus actividades.

Sin música que suene en el ambiente, debido a que desde el pasado sábado reinan nueve días de luto nacional, en el barrio Cayo Hueso el silencio solo es interrumpido por máquinas cerrajeras o por quienes tratan de componer uno de los vetustos autos habaneros.

Las banderas en los edificios públicos también ondean a media asta mientras la televisión y radio –todas estatales-, además de dedicarse a la transmisión en directo de la caravana, también emiten cápsulas para ensalzar la figura de Fidel.

Horas después del paso de la caravana, por el Malecón –punto de atractivo turístico en La Habana- nada hacía notar la existencia de un funeral de Estado en el país.

Sin alcohol

Turistas cuya estancia en Cuba coincidió con la muerte de Castro preguntaban en un restaurante del área de Vedado si disponían de ron o cerveza, pero una solícita camarera le hacía ver que “estamos de duelo” aunque le recomendaba ir a un hotel de la zona.

Aunque la mayoría de los periodistas acreditados para el funeral se incorporó en la Caravana o se ha trasladado a Santiago de Cuba, aún varios esperan ser autorizados en el Centro de Prensa Internacional de la cancillería cubana.

Unos 900 periodistas han sido registrados, con un costo de unos 60 pesos cubanos (60 dólares) para la actividad aunque el proceso es demorado y puede ser rechazado, pero la intención de ellos es desplazarse con ese permiso para cumplir con su labor en Santiago de Cuba.

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Los restos de Castro, quien falleció a los 90 años de edad, serán enterrados el domingo en el cementerio de Santa Ifigenia, previo a un acto masivo de despedida programada para la noche del sábado en la santiaguera Plaza Antonio Maceo.

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