Programas que cambian

¿Qué pasa con Ellas arriba? Que comenzó pésimo. No mal, lo que le sigue. Y que ahora es la cosa más deliciosa de la programación abierta nacional en ese horario.

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Lo que más me gusta de dedicarme a la crítica de televisión es que esta industria es un animal vivo.

¿A qué me refiero con esto? A que a diferencia de la crítica de cine o de discos, que trabaja sobre obras terminadas, la tele está viva, cambia, se mueve.

Hay programas que comienzan muy bien y que luego se ponen mal. Otros, en cambio, comienzan del asco pero con el paso del tiempo se componen.

Es raro el título que comienza bien, continúa bien y acaba bien. ¿Así o más demandante? ¿Así o más apasionante?

¿Por qué le estoy escribiendo esto? Por un show de revista que se transmite en Trece a mediodía y que no he dejado de ver. Seguramente usted también lo ha visto. Se llama Ellas arriba.

¿Qué pasa con Ellas arriba? Que comenzó pésimo. No mal, lo que le sigue. Y que ahora es la cosa más deliciosa de la programación abierta nacional en ese horario.

¿En qué me baso para decirle esto? En que ahora sí se siente un orden, ahora sí tenemos una estructura, ahora sí hay un tono de camaradería y hasta de complicidad entre las conductoras.

¿Y qué me dice de la parte de los contenidos? A diferencia de otros títulos similares donde, a falta de qué decir, la gente se pone a jugar, las chicas de Ellas arriba siempre tienen algo interesante qué compartir con el público sin caer en los excesos de las revistas noticiosas.

Lo digo con orgullo: yo fui el primero en hacer garras esta emisión, en decirle a sus conductores hasta de lo que se iban a morir en mi videoblog Surtido rico, en burlarme de su sección de cocina en Más MILENIO con Marisa Iglesias.

Y se lo digo con orgullo porque con la misma fuerza con la que en esos momentos lo señalé, hoy tengo que señalar una evolución.

Amo a todas y a cada una de sus conductoras, disfruto a sus colaboradores, ¿pero sabe quién me tiene con el ojo cuadrado por su magnífico nivel como presentador de contenidos de cocina? Omar Fierro.

El señor va que vuela para convertirse en el nuevo rey de la televisión gastronómica.

Cocina bien, se comunica bien, divierte bien, cae bien y tiene la humildad de trabajar tanto para el público como para sus compañeras de programa. ¡Qué revelación!

Si usted anda cerca de un televisor en ese momento tan complicado en que uno recoge a los niños de la escuela, resuelve los alimentos y se pelea contra el mundo, busque Ellas arriba en trece.

Y si no, métase a la página de internet de ese canal que seguramente va a encontrar algo fresco, positivo y entretenido para pasar el rato con estas chavas.

¡Bravo, Ellas arriba! Soy muy feliz cuando pasan estas cosas en la tele. ¿Usted no?

Mi mejor recomendación

Hay momentos en que la televisión se sale de la televisión, en que la experiencia mediática se convierte en algo tangible, precioso.

¿Se acuerda que hace algunos meses le escribí de las famosas catas que el chef José Ramón Castillo, conductor de programas como La ruta del cacao, Xocolatl y Tres minutos chocolate, organiza para agasajar a su público?

Bueno, pues ahí viene la siguiente y si en algo aprecia mis recomendaciones, quiero suplicarle que vaya.

Su vida jamás volverá a ser la misma cuando viva, en carne propia, lo que este genio de la gastronomía mexicana es capaz de hacer con el chocolate.

Su vida jamás volverá a ser la misma, insisto, cuando gracias a este señorón, sus programas cobren vida ante sus ojos y agasajen su paladar.

Esto va a ser el viernes 13 de febrero por la noche en un salón muy bien ubicado en el corazón de la Ciudad de México.

Se lo aviso con tiempo porque, como si fuera el concierto de rock más cotizado del año, los lugares se acaban en minutos. Pida información ya en el correo electrónico [email protected] y aparte sus lugares.

Discúlpeme si sueno muy directo pero yo quiero lo mejor para usted y esto, definitivamente, es lo mejor en muchos sentidos.

¿Cómo es una cata de José Ramón Castillo? ¿Como las tradicionales catas de queso o vino?

No, es algo más completo, más complejo. Es como una fiesta muy bien organizada donde el chef educa nuestro sentido del gusto para ir saboreando diferentes productos entre vinos, mezcales, cortometrajes y la narración de unas muy buenas historias.

Hay bombones con los sabores más exóticos que usted se pueda imaginar, desde mango con chamoy hasta pan de muerto pasando por una larga lista de sabores, todos mexicanos, todos deliciosos.

Pero esta cata va a ser especial porque, como va a estar cerca del Día del Amor y la Amistad, incluirá platillos salados y creaciones muy espectaculares, muy románticas.

Luche por ir a la próxima cata de José Ramón Castillo. Nadie más, emanado del trabajo diario y de la exposición constante en los medios de comunicación, hace algo parecido y tan bien.

Le garantizo que le va a fascinar, que va a cambiar su concepción del chocolate y que lo hará crecer como ser humano. Ahí nos vemos.

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