Se extiende la invasión en Playa del Carmen

Más de cien familias se han instalado en casi 12 kilómetros lineales, debajo de las torres de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad.

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Las familias se han instalado debajo de las torres de alta tensión de la CFE que colindan con la colonia Ejidal. (Yenny Gaona/SIPSE)
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Yenny Gaona/Alida Martínez/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- Cada vez son más las personas que ansían un espacio en el predio invadido, algunos habitantes de la colonia Ejidal montan guardia día y noche para ver la posibilidad de ocupar un lote, y mientras esperan ya se escuchan las quejas de que muchos de los invasores son dueños de cuarterías, tienen concesiones de taxis y propiedades, y otros que defienden, esperan un pedazo de tierra.

Son casi 12 kilómetros lineales donde se han instalado desde hace una semana más de 100 familias debajo de las torres de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que colindan en la colonia Ejidal, quienes están desmontando su lote.
 
Doña Marlene quieren un “pedacito” de tierra para construir una pequeña casa, ha solicitado apoyo de vivienda en el Ayuntamiento e Infovir; años de espera, la falta de respuesta, y como ella varios de los que se dicen necesitados han llevado colchones, mesas, sillas y lonas para resguardarse en el lote que se han apropiado.

Ella y otras amas de casa argumentan que en la invasión del “segundo grupo”, donde hay más de 500 familias ya no están dejando pasar a nadie, por lo que decidieron buscar su propio espacio y se instalaron debajo de las torres de alta tensión.

El sustento de estas familias, aseguran, depende de trabajos eventuales y no les alcanza para pagar la renta de un cuarto. Doña Marlene dice que desde hace 12 años llegó a Playa del Carmen y en este tiempo ha sido imposible obtener un lote.

En condiciones de dudosa higiene, entre varias amas de casa preparan comida a la leña, dicen que se tienen que arriesgar para que el gobierno los tome en cuenta; en este caso los niños son los más expuestos a enfermedades por las bajas temperaturas.

En la “otra cara de la moneda”, hay personas que montan guardia en los límites del asentamiento invadido, quienes llevan 10 días en espera que les asignen un lote.
 
Eugenia Morales, quien lleva ocho días a la expectativa, ella se junta con varias vecinas, se quedan día y noche en espera de una respuesta.

Ella se organiza con su esposo para montar guardia, no le importa exponerse a las inclemencias climáticas y comer lo que se pueda, con tal de obtener un terreno.

Otros revelaron que muchos de los invasores tienen propiedades, son dueños de cuarterías y hasta concesiones de taxis.
 
Pero otros no tienen nada. O eso dicen: “somos pobres no nos queda de otra que aguantar y luchar”, así reflexionó Rocío López Pérez, quien se coordina con su hermano José Efraín; ella lo acompaña durante el día y él de noche, quienes esperan una oportunidad.

(Edición: Florencio Sabido)

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