El torero de 21 años que indultó el domingo a 'Revolucionario' asegura que su carrera no ha sido nada fácil y no le han regalado nada.
Guillermo Leal/Agencia Reforma
MÉXICO, DF.- Con la claridad que le han dado las horas, habiendo asimilado la que fue, es y será su faena a "Revolucionario", toro que indultó el pasado domingo, Angelino de Arriaga volvió ayer a la Plaza México.
"Fue una faena con muchos matices, en la que el toro siempre fue de menos a más y lo marcó perfecto en todos los tercios. Tuvo movilidad, con transmisión y eso le gustó mucho al público", recordó el joven de 21 años y quien toreó apenas por segunda ocasión en la México como matador.
"Traté de hacer una faena con el alma y lo importante es que reunimos esas dos condiciones y lograr un triunfo grande".
De Arriaga explicó porqué lloraba mientras hacía la faena al toro marcado con el 902 y de 540 kilos de la ganadería de Jorge Maria, propiedad de Rafael Herrerías y Miguel Alemán.
"Mi carrera no ha sido nada fácil, han sido varios años de estar luchando y la verdad que no nos han regalado nada. Nosotros, junto con mi gente y el apoyo de mi apoderado (Sergio Hernández) hemos hecho todo, mucho o poco, pero es nuestro y qué mejor manera de dejar salir los sentimientos que frente a un toro", dijo el tlaxcalteca.
-¿Qué es lo que más trabajo ha costado?
"Sobre todo, ver que mis compañeros están anunciados en los carteles y yo no. Eso da mucha envidia: sana, pero al fin y al cabo necesaria para saber dónde estás", apuntó.
De Arriaga dijo que espera que la repercusión de su triunfo y el reconocimiento del público se refleje con otra aparición en la Plaza México en la que tenga oportunidad de refrendar y llevarse orejas y rabo.