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Esta noche es de fiesta, de alegría, voladores y alcohol… o algo así dicen en las redes sociales alusivo a la conmemoración de la independencia de nuestro país. Aunque con todo respeto para mis amigos que desean con todas las ganas terminar muy ebrios en la oportunidad que hoy se presenta, puedo opinar que me causan pena; si bien es un día de celebración, también es una fecha para conmemorar y homenajear, para conocer y aprender las razones por las cuales se celebran; por tanto, puedo decir que aquello que más me entristece no es el hecho de tener fiestas, pues a final de cuentas no tiene nada de malo divertirse si tomamos en cuenta que últimamente al país le faltan razones de celebración, el problema está en que aquellos que fanfarronean sus futuros excesos poniendo como pretexto a la patria cuando muchas veces ni siquiera saben el año de la independencia, la mayoría piensa que México se independizó en 1810 o peor, hay quienes desconocen que el himno nacional tiene más de dos estrofas o no tienen idea de por qué celebramos con sombreros y bigotes.

Por si fuera poco, quieren peda por México, portan con supuesto orgullo la bandera, pero no entienden la razón del águila como escudo. El civismo se ha ido para abajo y el falso nacionalismo ha salido al esplendor con esa doble moral que tan de moda se ha puesto. Nos vestimos la verde para el partido de fut, nos tomamos dos horas para ver el partido, pero cuando son las elecciones nos da flojera salir a votar porque la fila es larga; queremos acabar la corrupción pero la propiciamos, nos quejamos de que nos traten como basura por Trump pero nos tratamos como tal mediante la discriminación a los pueblos indígenas, queremos leyes mejores pero desconocemos las actuales, somos partícipes de un nacionalismo equivocado, ponemos pretextos para los excesos y permitimos que nuevamente nuestro México se vuelva comercial al gozar de las promociones por venta de alcohol y otros artefactos alusivos a la independencia que se venden por toda tienda o esquina como si nuestra historia fuera una burla.

Es urgente que los mexicanos hallemos la magia de nuestra patria, nos pongamos la verdadera camiseta y defendamos nuestro país desde adentro, venzamos la indiferencia por nuestra historia y evitemos que vuelva a resurgir el amargo pasado que ha llegado a México guerra tras guerra; fomentemos el civismo y no la lucha de ideologías o clases sociales, eso ya ocurrió y no funcionó; aprendamos de nuestra tierra y luchemos para que nuestros niños conozcan la verdadera razón por la cual celebramos: una vida de libertad pero no de libertinaje, de derecho a ser escuchados, de tener poder como pueblo, de ser mexicanos.

Celebremos la noche de México con alegría y entusiasmo y recordemos lo que realmente ocurrió en 1810, cuando el cura Hidalgo despertó al pueblo de Dolores para levantarse en armas por libertad y contra el gobierno napoleónico que invadía España con el grito: “¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!”.

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