24 x 24: Sueñan con juguetes para esta Navidad

Los hermanos Viana Chim, a pesar de su corta edad, trabajan y estudian; la infancia y sus juegos se pierden debido a su situación económica.

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Los pequeños trabajan contruyendo albarradas. (SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- La infancia de Miguelito y Chuchito Viana Chim parece ya perdida, pues a su corta edad, ambos menores tienen que trabajar al lado de su madre, Rosario Chim Castillo, quien a sus 53 años la tiene que hacer de “mil usos” para llevar un plato de comida a su hogar, ubicado en la colonia Emiliano Zapata Sur III.

Y es que mientras otros niños juegan, los pequeños comienzan su jornada a las 6 horas para hacer tareas, limpiar su hogar y comenzar la jornada en jardinería, erigiendo albarradas, recogiendo chatarra o plástico, según mande el día, luego a las 13 horas, deben estar listos para ir a la escuela y por la tarde regresar a descansar un poco, dormir y comenzar de nuevo.

Esta dinámica para ellos es una actividad cotidiana y forma parte de los juegos del día, en el que hacen de las piedras sus juguetes, pero este año su realidad puede contar con una ilusión, la visita de Santa a su humilde casa, a través de los regalos que la generosidad de la sociedad aporte.

En la memoria de Miguel y de Jesús se ha perdido aquel día en que por última vez recibieron un juguete en Navidad; a su corta edad, el silencio y su risa tímida contestan la pregunta realizada a ambos. Su madre sentencia y remata la respuesta de sus pequeños hijos: “ya ni se acuerdan”.

Miguel y Jesús dijeron ser niños buenos, aunque a veces se portan mal

“Hasta acá no llega Santa Claus, las navidades son sencillas, con lo que uno tenga y pueda porque está difícil, si no salimos a trabajar, cómo vamos a comer, hay que entrarle a todos los trabajos que se puedan. Por estos rumbos no me conocen por mi nombre si no como “la que vende orquetas, la que chapea, la que recoge plástico, la que vende chatarra, hace albarradas, en fin, me conocen por mi trabajo”, comentó doña Rosario.

La señora dijo que aunque la critiquen porque siempre tiene “entre las faldas” a sus hijos, los prefiere juntos, cerca de ella. “Yo no quiero que se queden solos, hay muchos padres  y madres que se van a trabajar, los dejan y luego vagan por las calles, mejor que estén conmigo todo el tiempo”, apuntó.

Abuela de 12 nietos, madre de ocho hijos, de los cuales cinco menores viven bajo su techo, doña Rosario es una muestra de la gran cantidad de mujeres fuertes y trabajadoras que luchan diariamente para darles una vida digna a sus pequeños.

Dijeron que les gustaría que Santa Claus los visitara y también a los vecinitos que como ellos no reciben juguetes en Navidad. Dijeron que son niños buenos, aunque a veces se portan mal.

Miguelito va cumplir ocho años, sueña con un carrito de control remoto, mientras que su hermanito Chuchito, quien está por alcanzar los nueve años anhela un avioncito.

Estos entrañables niños, sin miedo a la vida, ni al trabajo, también tienen ilusiones, aspiraciones que gracias a su madre irán forjando, porque ella desde sus primeros años les ha inculcado la disciplina y el valor de la responsabilidad.

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