Nalleli Calderón/Mérida
Inspectores de la Subdirección de Mercados remueven al día a unas 150 personas que se dedican al comercio ambulante y se instalan en calles aledañas a los mercados Lucas de Gálvez y San Benito.

Alejandro Gil Sandoval, subdirector de Mercados, aseguró que a pesar de que el personal los “levanta”, los oferentes son insistentes y se colocan en calles aledañas al siguiente día; muchos acuden a las oficinas a realizar el trámite correspondiente para que se les otorgue el permiso, y aunque se les niega, lo vuelven a solicitar.

“Siempre tenemos un reporte de gente que viene a vender al centro; hay una dinámica económica que tratamos de controlar, tenemos un censo que tratamos de mantener y regular, pero hay gente que llega, se estaciona y la movemos, pero de repente da la vuelta y se vuelve a estacionar”, explicó.

Detalló que lo que se busca es reubicarlos, que en los espacios públicos y calles haya menos ambulantes, pero es un trabajo de negociación constante para convencerlos.

Aseguró que el ambulantaje es un tema de hambre y empleo, por eso la insistencia de instalarse en las calles a vender; sin embargo, la indicación es regularlo para que no aumente y llegar a acuerdos con las agrupaciones.

El funcionario municipal explicó que los vendedores ambulantes están en la disposición de cooperar con las autoridades, pero exigen que se atiendan sus demandas en temas de espacios y rentabilidad.

“Los inspectores tienen marcados los puntos de donde no debe de haber gente y cuando notan que hay alguien se le mueve, ya que no es posible incrementar el número de permisos y eso lo saben ellos; hay que mantener la situación y definir cómo construir un proyecto, pero es una labor diaria”, puntualizó.

Precisó que la mayoría de las personas que llegan a instalarse por primera vez en el Centro Histórico proviene de las comisarías o municipios cercanos.

Agregó que el problema se busca atacar por diversos flancos, pero hasta la fecha no se puede remediar, debido a que la situación es de todos los días.