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En Yucatán desde finales del siglo XIX y principios del XX se manifestaban inconformidades sociales y políticas que resultaron ser la base de las transformaciones revolucionarias. Como se sabe, los trabajadores mayas acasillados en las haciendas henequeneras vivían en condiciones de extrema explotación convertidos en esclavos de hecho. Para 1907, se había creado la Unión de Obreros Ferrocarrileros en la que tuvo participación Héctor Victoria Aguilar, siendo impulsor de mejoras laborales y diputado al Congreso Constituyente de 1916-1917. Sus aportaciones pueden observarse en la Ley del Trabajo de 1915, que recoge las demandas de los obreros ferrocarrileros que en 1911 realizaron la primera huelga reivindicando sus derechos.

En el caso educativo, el 23 de noviembre de 1912 se había fundado la Unión de Profesores de Yucatán, cuyo presidente fundador fue Vicente Gamboa Araujo. Esta agrupación tuvo como objetivo el mejoramiento de la enseñanza y la condición social del profesorado yucateco, fomentando el intercambio de ideas, la confraternidad y la protección de los intereses comunes, mediante la dignificación de los profesores. La agrupación se caracterizó por su elevado empeño en mejorar la educación en el estado. Para ello organizó “conferencias pedagógicas” impartidas por los más destacados profesores del momento, quienes daban a conocer los avances teóricos y sus experiencias en los diferentes sistemas educativos. También fomentaba la defensa de los derechos laborales del magisterio y los valores patrióticos. Una de sus principales medidas para contribuir a la difusión y discusión de las ideas educativas fue la edición de una revista mensual dirigida por el profesor Albino J. Lope titulada El Paladín Escolar.

El arribo de Salvador Alvarado en 1915 consolidó el proyecto revolucionario y las aspiraciones sociales anheladas desde la dictadura porfirista. En el contexto yucateco, Alvarado encontró las condiciones necesarias para materializar las transformaciones económico-sociales y político-culturales que se aspiraban. En su gobierno preconstitucionalista se promulgaron leyes y decretos que reorganizaron en materia legal las estructuras del Estado, preparando el camino para las futuras contribuciones yucatecas a la Constitución de 1917 y los lineamientos de la Constitución del Estado de 1918.

Las “Cinco Leyes Hermanas” y las subsecuentes en materia educativa son el aporte principal del gobernador precosntitucional, leyes que se nutrieron de las voces de los actores sociales involucrados, un ejercicio que debe servir de ejemplo, debido a que Alvarado supo hacer partícipes a los sectores necesitados de su propia mejoría, incrementando una serie de mecanismos y abriendo canales de expresión social, por ello sus reformas legales tuvieron la aceptación, pues no son leyes implementadas por decreto de arriba hacia abajo, muy al contrario, son la expresión jurídica de la palabra de obreros, campesinos y sobre todo maestros revolucionarios. Como ejemplo, uno de esos canales de expresión abiertos fue el Congreso Pedagógico celebrado del 11 al 16 de septiembre de 1915, donde se dio cauce a todo el movimiento magisterial revolucionario que en Yucatán llevaba décadas organizándose y pugnando por una mejor educación. Estas acciones ubicaron al magisterio en una posición primordial durante las primeras décadas del siglo XX, por lo que los profesores se convirtieron en actores fundamentales para la construcción de los ideales revolucionarios en todo Yucatán (Continuará).

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