E n últimas fechas se han recrudecido en el país las agresiones sexuales, secuestros y asesinatos de mujeres de todos los estratos sociales, universitarias, profesionistas y amas de casa, quienes por su trabajo o al salir a divertirse, se han vuelto blanco fácil de los depredadores sexuales, uno de los casos más sonados fue el de una joven agredida y asesinada en Puebla.

En las redes sociales se impulsó una campaña de brindar hospedaje a las mujeres en la noche, a fin de evitar este tipo de agresiones, sumado a marchas femeninas exigiendo seguridad, esto deja en claro que la violencia con fines de robo, secuestro o agresión sexual es un problema grave.

Esta situación es motivo suficiente para aprender a defenderse, conocer los tipos de agresiones y a los agresores por su aspecto y comportamiento, además de saber acerca de los aspectos instintivos de quien resulta agredida, ya que el miedo se vuelve contra la propia víctima.

Ante esto, la defensa personal es una excelente alternativa para las mujeres como herramienta para desarrollar la capacidad de detener un ataque, en especial por las técnicas de control de las emociones para evitar paralizarse y por ende quedar vulnerable ante el delincuente.

Es necesaria una preparación técnica, específica y conocimiento apropiado de las armas de defensa: puñetazo, patada, codazo, proyecciones, etc. Hay que preparar las defensas y el uso de objetos al alcance de la mano. Además, saber defenderse en la calle, coche, cabina telefónica, ascensor y en otros lugares cerrados.

Las clases de defensa personal son una inversión para toda mujer y es importante que los padres den ese regalo a sus hijas, aunque estén en entornos ‘tranquilos’ para prevenir alguna agresión, que ese conocimiento sea como el seguro de un coche, nadie lo quiere usar, pero si se necesita lo tiene a su alcance.

Aún recuerdo cuando los padres de una adolescente, alumna de defensa personal, me relataron cómo su hija había evitado que un hombre de más de 20 años abusara de ella, recordando bajo intenso miedo las técnicas aprendidas en clase.

Recuerde que lo primero es entrenar la mente para ser capaz de actuar en una situación de riesgo.