Ante el inminente impacto del huracán “Beryl” en la Península de Yucatán, proyectado para la noche de hoy y la mañana de mañana, comerciantes del mercado municipal Lucas de Gálvez, San Benito y los alrededores han aprovechado para ofertar productos esenciales a precios elevados, entre los artículos más demandados se encuentran lámparas de batería y recargables, veladoras y otros insumos necesarios para enfrentar la tormenta, con precios que superan lo habitual.

Durante un recorrido de Novedades Yucatán, se observaron lámparas pequeñas a 100 pesos, velas de vaso a 35 pesos, y velas largas entre 10 y 15 pesos, sin embargo, en establecimientos más posicionados, se ha incrementado la oferta de artículos como reflectores solares y luminarias con panel solar de 25 w y 100 w, capaces de funcionar por varias horas sin necesidad de energía eléctrica, con precios que oscilan entre 615 y 650 pesos.

También se ofrecen velas pequeñas a 27 pesos, con la finalidad de satisfacer la demanda de la población que busca prepararse adecuadamente para el impacto del huracán y evitar sorpresas desagradables durante la tormenta.

Por el momento, en Mérida, hay escasez de lámparas de pilas y en otras tiendas chinas quedan lámparas de recarga que traen muy poca duración de 4 horas, por lo que no es muy factible para las personas comprarlo, ya que por este fenómeno probablemente la mayoría del estado estará sin luz.

Sin compras de pánico

Han hecho un llamado a la sociedad para evitar caer en compras de pánico, advirtiendo que este comportamiento podría causar un desabasto de productos esenciales ante la inminente llegada del huracán “Beryl” a la Península de Yucatán, mencionó el profesor investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), Javier Becerril García, quien tiene estudios de Economía Ambiental, Ecológica y Circular Patrimonio Biocultural.

Enfatizó que la región sureste del país está sufriendo los impactos globales del cambio climático, manifestados en fuertes olas de calor, sequías, y lluvias torrenciales, que ya han provocado deshidratación en niños y adultos, apagones por alta demanda eléctrica y problemas en la distribución de energía, incrementando los costos en la industria y afectando la cadena de suministros.