Yucatán se convierte en 'cementerio' de fauna marina
Especialistas señalan que no es común encontrar estos ejemplares cerca de la costa, debido a que habitan aguas muy profundas.
William Casanova/Milenio Novedades
PROGRESO, Yucatán.- “¡Es la primera vez que veo una ballena varada en Progreso!”, exclamó a sus más de cuatro décadas como pescador José Acosta Azueta, quien tenía la vista fija en un ballena de aleta (Balaenoptera psysalus), que, según los primeros reportes, mide 12 metros de largo y pesa cerca de 10 toneladas.
Ante este suceso, las autoridades de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) indicaron que “se trata de una situación de alerta”.
El enorme ejemplar transformó ayer la vida del puerto de entrada a Yucatán: apenas se supo del caso en las redes sociales, decenas de personas acudieron desde Mérida para cerciorarse del hecho histórico y dejar constancias con sus “selfies”.
El gigante marino fue encontrado a las 8:00 horas junto a la Terminal Remota; luego de dos horas de esfuerzo, fue remolcado y depositado por dos lanchas junto al playón, con ayuda de maquinaria pesada.
Quedó en espera de la autopsia, a cargo de especialistas e investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady). Mientras, elementos de la Marina, la Gendarmería y policías municipales se coordinaron para proteger el enorme cuerpo.
La ballena no presenta un avanzado estado de descomposición, y aunque su sistema digestivo está inflado aún no ha estallado, por lo que se calcula que murió hace uno o dos días, informó Raúl Díaz Gamboa, director del Programa de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de la Uady.
Precisó que se trata de un ejemplar macho y que debido a su tamaño es un pre-adulto, pues en la edad adulta las ballenas de aleta alcanzan hasta 25 metros de largo; aún así, dijo que será difícil calcular su edad, ya que esta especie carece de dientes, pues cuentan con estructuras llamadas barbas, que le cuelgan de la región maxilar y que les ayudan para filtrar sus alimentos.
“Es un habitante normal del Golfo de México y se encuentra en aguas más profundas, en las oceánicas, fuera de la plataforma continental. No es raro encontrarlo, pero debido a la lejanía en donde habitan, no es común que lleguen hasta la costa”, consideró.
Hallazgo sin precedente
El nuevo hallazgo de inmediato se convirtió en tendencia en las redes sociales, ya que en las últimas semanas la costa yucateca se ha convertido en un “cementerio” de especies marinas, principalmente de los mamíferos.
Ayer, Grupo SIPSE, a través de su informativo SIPSE.com fue de los más consultados en el ciberespacio; la nota alcanzó, en apenas tres horas, las 21 mil visitas.
Los comentarios de los lectores fueron de lo más diversos: que la muerte de las especies marinas obedece a contaminación en el agua, de una inusual actividad submarina, del auge de malas artes de pesca, del inusual comportamiento del clima en esta temporada invernal.
Hasta el anochecer, los cronistas de Progreso y los pescadores no recordaban cuándo fue la última vez que recaló una ballena en playas yucatecas, pero en lo que sí se ponen de acuerdo las autoridades de la Profepa es que es una situación de alerta.
Y es que con la ballena suman ya nueve los animales muertos varados en las costas yucatecas en los dos primeros meses de 2016: el recuento incluye seis delfines, un cachalote y una tortuga gigante de carey.
Según Arturo Quezada Pech, coordinador de Ecología de Progreso, se trata de un hallazgo sin precedente en el puerto, pues no existen registros del varamiento de algún animal de su tipo.
Alta contaminación
La zona costera del sur de México, como muchas áreas en el mundo, presenta niveles relativamente altos de contaminantes, y especialmente de metales pesados, lo que representa un riesgo ecológico potencial, advirtió Manuel Mendoza Carranza, investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Al tiempo que Yucatán se ha convertido en un cementerio de especies marinas, la Agencia Informativa del Conacyt difundió el sábado la investigación de Mendoza Carranza, quien dirigió un estudio realizada en la Laguna San Pedrito, ubicada dentro del área de La Reserva de la Biosfera Pantanos de Centla, en Tabasco, y cuyos resultados serán publicados en la edición de marzo de la revista científica Environmental Pollution.
Los resultados del estudio “Distribución y bioconcentración de metales pesados en una cadena alimenticia acuática tropical: un caso de estudio de una laguna estuarina tropical en el sur de México”, dirigido por Mendoza Carranza, del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad de la Unidad Villahermosa de Ecosur, demostraron que el zinc fue el metal pesado más frecuente y abundante en la región y en el conjunto de especies de plantas, animales y otros organismos estudiados en el área.
El estudio abarcó el análisis de 18 especies de fauna, 13 de importancia comercial, y todas tuvieron metales pesados en sus tejidos musculares y se asociaron con una red de alimentos a base de detritus –residuos, generalmente sólidos permanentes, que provienen de la descomposición de vegetales y animales.
Asimismo, determinó que las concentraciones de cromo, plomo y cadmio en algunas especies comerciales, especialmente mojarras, superaron los valores límites internacionales permisibles, por lo que señalan que el riesgo ecológico en la región puede ser catalogado como moderado.