Luis Fuente/Novedades Yucatán                                                                                   

El diligenciero Marcos Manuel Martín Martínez fue sentenciado a cuatro años de prisión tras ser hallado culpable del delito de abuso de confianza, ya que fingió un asalto para quedarse con cerca de 900 mil pesos que debía depositar en un banco.

La resolución fue emitida por unanimidad por el Tribunal Segundo de Juicio Oral, integrado por los jueces María del Socorro Tamayo Aranda, Verónica de Jesús Burgos Pérez y Sergio Javier Marfil Gómez, quienes desahogaron las pruebas presentadas tanto por la defensa como por la Fiscalía.

Sin embargo, el sentenciado podrá evitar la cárcel ya que por tratarse de una condena menor, tiene derecho a los beneficios que otorga a ley para la sustitución de la pena, pero primero debe pagar la reparación del daño que es la cantidad de 87 mil 664 pesos.

Los hechos fueron denunciados por Mauro Fidel Rubalcaba Denis, el apoderado legal para pleitos y cobranzas de la persona moral “Farrera Motors del Sureste, S.A. de C.V.” o Hyundai de Mérida.

Contradicciones 

Según el expediente, cerca de las 10:30 horas del 13 de diciembre de 2017, en el local que ocupa la Hyundai sobre la carretera Mérida-Progreso, la cajera Cinthya Guadalupe Molina Nah entregó a Martín Martínez un cheque y 873 mil 664 pesos.

Asimismo, la encargada de pago a proveedores, Karen Guadalupe Ortega Aké, le dio otros 7 cheques, toda vez que Marcos Manuel desde el 2014 fungía como diligenciero y era el encargado de realizar depósitos en bancos.

Ese mismo día, a las 14 horas, regresó a las oficinas diciendo que fue asaltado a las 11:30 horas, señalando que sólo le robaron el dinero en efectivo, pero le dejaron los cheques, además de que no le quitaron su teléfono celular, billetera y otra mochila que llevaba.

El gerente administrativo Oscar Arturo Betancourt Cetz, en presencia de la cajera y la encargada de pago de proveedores, le preguntó por qué no dio aviso a la policía, toda vez que tenía el celular y se encontraba cerca de una gasolinera, a lo que respondió que se aturdió.

También le preguntó por qué si lo asaltaron a las 11:30 horas, les avisó hasta las 14 horas, respondiendo de nuevo que no lo hizo porque se aturdió.

La empresa reportó los hechos y fue cuando se supo que fingió el asalto para quedarse con el dinero.