Jaime Tetzpa/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Se requiere descender más de 50 escalones para llegar al cuerpo de agua, desde donde se aprecian algunas enormes estalactitas; debieron pasar miles de años para que se formaran esas impresionantes estructuras que proporcionan al lugar una belleza indescriptible.

Lamentablemente, el descuido de la comunidad, sumado al desinterés de las autoridades y la inconsciencia de los visitantes, han dado como resultado el deterioro del cenote San Marcos, ubicado en la localidad de Yunkú, del municipio de Sacalum.

Siendo un lugar paradisiaco, debidamente cuidado y administrado, podría ser el detonante económico para el poblado de Yunkú, pero en esta formación natural los desechos que dejan los visitantes lo han convertido en un basurero, afirman los pobladores.

Después de la hacienda de Yunkú, a cuatro kilómetros de distancia hacia el poniente se llega a la entrada del cenote, en donde se aprecia un letrero con la leyenda “Atractivo natural de la comunidad”.

Escalera

El lugar cuenta con una escalera de madera para que el visitante ingrese con seguridad a la caverna, que se localiza a una profundidad aproximada de 20 metros desde el nivel del piso.

Al llegar al fondo se aprecia una “terraza” delimitada por un barandal de cemento, en donde se puede disfrutar plenamente la belleza del lugar. Incluso el agua es poco profunda, lo que permite a los bañistas pasar momentos agradables.

Envases de refrescos, empaques de frituras y botes de cervezas son algunos de los desperdicios que la gente abandona en el lugar, sin considerar que además de la contaminación perjudican el ecosistema.

Otra de las maravillas naturales en el municipio de Sacalum es una aguada que se localiza un kilómetro antes de llegar al cenote San Marcos.

En el extenso cuerpo de agua se pueden observar peces, así como aves características de la región, como son las garzas.

Consultado al respecto, el antropólogo Eduardo López Calzada, delegado federal en Yucatán del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), mencionó que el cuidado de estos lugares corresponde a las comisarías o a los municipios, sobre todo, por tratarse de recursos naturales que se ubican en sus comunidades, y que con un buen manejo pueden representar, además de fuentes de empleo, la generación de recursos económicos para la localidad.