José Salazar/Mérida
El Hospital de Alta Especialidad de la Península de Yucatán (Hraepy) ha realizado, en cuatro meses, 33 cirugías de corazón en niños, una más que en todo 2018, lo que contribuye a mejorar la calidad de vida de los pequeños, que pertenecen, en su mayoría, a familias de escasos recursos.

En 2017, se operaron 29 pacientes, y en 2016, el total de cirugías para cardiopatías fue de 36.

Lo anterior posiciona a Yucatán como polo regional en la resolución de estos problemas, 0por medio de cirugías de alta especialidad, que anteriormente no se realizaban en la entidad. Los pacientes tenían que viajar a la Ciudad de México, pero en algunos casos no llegaron: fallecieron antes. Con la integración de más especialistas capacitados al Hraepy, estos problemas se pueden corregir y salvar la vida de los menores.

Cada cirugía tiene un costo de entre 100 mil y un millón de pesos, gasto que cubre el nosocomio por medio del Fondo de Gastos Catastróficos del Seguro Popular.

“El apoyo de la administración del hospital y el apoyo del Seguro Popular ha sido fundamental para poder ayudar a estos niños. Se ha fortalecido el área de cardiología pediátrica y somos el único en el Sureste que resuelve cardiopatías congénitas. Tenemos cuatro cardiólogos pediatras, un ecocardiografista pediatras, dos hemodinamistas pediatras y un equipo especial en terapia intensiva pediatra con subespecialidad en cuidados posquirúrgicos de corazón y tenemos anestesiólogos cardiovasculares. Y ahora, tenemos un nuevo especialista cardiotorácico pediatra”, destacó Johan Johnson Herrera, jefe de la Unidad de Cardiopediatría del Hraepy.

El médico explicó que por cada mil niños, diez nacen o van a tener problemas cardiacos, por lo tanto en Yucatán, entre 30 y 40 niños por año nacerían con estas anomalías.

“Las cardiopatías son todas las malformaciones o defectos del corazón desde que está formándose el niño, quienes las padecen generalmente tiene poco crecimiento, se agotan con facilidad y presentan morados los dedos y labios”.

La cardiopatía más frecuente en la entidad es el conducto arterioso permeable, que es un problema cardíaco que se observa generalmente en las primeras semanas o meses de vida. Se caracteriza por la persistencia de una conexión fetal normal entre la aorta y la arteria pulmonar, la cual debería cerrar por sí sola, poco después del nacimiento.

El doctor Johnson explicó que en el caso de las pacientes que intervinieron en el hospital, una de ellas tenía tetralogía de Fallot, que es una malformación congénita del corazón cuya signo característico es que los niños se ponen “morados o azules” (cianosis). De esta enfermedad, en este año se han hecho seis intervenciones.

“En las cardiopatías hay acianógenas y cianógenas, en estas últimas, la más frecuente es la tetralogía de Fallot. El niño nace con las uñas y labios morados porque le falta oxigenar adecuadamente. Al nacer un bebé, su cuerpo trata de adaptarse en las primeras horas de vida y esa coloración puede no ser tan evidente, sin embargo en el caso de esta enfermedad en ocasiones tarda algunos meses en aparecer. Los papás notan la coloración morada y deciden llevar al niño al médico”.

El especialista dijo que dentro de las cardiopatías congénitas, las cianógenas representan el 30 por ciento.

“Cuando un niño presenta la coloración morada, el pronóstico no siempre es el mejor porque esto puede deberse a problemas del pulmón o del corazón porque se encuentra en riesgo de fallecer. Cuando se detecta, es importante la valoración para proceder a la intervención. Este tipo de enfermedad no es una urgencia médica, siempre y cuando el paciente esté estable así como que tanta saturación de oxígeno (que debe ser superior al 70 por ciento). Si al paciente le da trabajo para respirar, se desmaya o fatiga, entonces ya presenta datos de la enfermedad”, mencionó el cardiólogo pediatra.

Señaló que la edad recomendable para la cirugía que corrige esta anomalía es a partir de los seis meses.

“Hay niños que por urgencia, al nacer con esta enfermedad, se les tiene que operar. Pero habitualmente se operan después de esta edad porque la anatomía del corazón se comienza a desarrollar mejor y el niño alcanza un peso adecuado para la intervención”, apuntó.

El jefe de Cardiopediatría del Hraepy también dijo que esta enfermedad va deteriorando a los pequeños, al recibir menos oxígeno y en algún momento puede desarrollar una crisis de hipoxia (deficiencia de oxígeno en la sangre, células y tejidos del organismo) y fallecer.

“La ventaja de esta patología es que la cirugía corrige las cuatro alteraciones que causa. Se repara el corazón y se le da seguimiento para vigilar que haya un desarrollo adecuado. Existe un porcentaje (entre el 15 y 20 por ciento) de las tetralogías que requieren a largo plazo de una nueva intervención ya sea por cateterismo cardíaco o cirugía, para ayudar a reparar algún detalle que surja durante su crecimiento.

La tetralogía de Fallot, por su complejidad, requiere equipo especial.
“Se necesita una infraestructura adecuada para los cuidados posquirúrgicos, con la cual contamos en el hospital. Es una de las patologías que más tiempo llevan para la recuperación luego de la intervención, porque el corazón tiene que irse adaptando y desarrollando. En este año hemos operado a seis pacientes de esta enfermedad”, detalló.

El especialista del Hraepy dijo que en México aún hay adolescentes con 14 o 15 años de edad con esta enfermedad, los cuales tendrían que valorarse para determinar si es factible la cirugía.

“Hay algunos casos que pueden operarse, pero hay otros que ya no porque el daño al corazón ya está hecho. Algunos terminan por fallecer, pero en otros, el cuerpo es tan maravilloso porque a pesar de tener medio corazón, va funcionado y el niño no va a la escuela ni hace actividad física, pero está en casa”.