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Aprovechando que antes de salir de vacaciones de fin de año las escuelas entregaron el reporte de calificaciones correspondiente al primer trimestre del actual ciclo escolar, les quiero compartir algunas situaciones que los maestros observamos respecto a las diferentes conductas de los padres cuando de apoyar a sus hijos con las tareas escolares se trata.

Primeramente es muy claro que la mayoría de los padres concede mucha atención a los estudios de sus hijos y siempre trata de implicarse directamente en ello, pero no siempre tienen muy claro cuál es el verdadero papel que deben desempeñar en el aprendizaje de sus descendientes y a veces toman o asumen actitudes que terminan por dañar o alterar dicho proceso.

Ser padre y maestro a la vez muchas veces crea conflictos y dependencia en los niños, pues con el inicio de la edad escolar también comienza la intervención de los padres, pero hay que dejar muy claro que resolver las tareas de la escuela es responsabilidad única de los alumnos, ese es su deber y a los padres les queda únicamente la responsabilidad de vigilar que el niño tenga el tiempo necesario y el lugar adecuado para estudiar; es decir, ayudarlos a organizar su trabajo y su tiempo.

Su verdadero papel será el de checar que el trabajo esté hecho y nunca resolverlo por ellos, deben fortalecer la autonomía del niño para hacer las tareas, de lo contrario solo fomentarán la dependencia de los hijos para cumplir en la escuela.

Es mejor que, desde temprana edad, los niños aprendan a organizarse solos y resolver sus propios problemas; que el mismo niño se preocupe de tener a la mano sus útiles, libros, instrumentos o la calculadora; se debe evitar que los padres lleven a la escuela los libros y trabajos que el alumno olvidó en casa, pues no es su responsabilidad y resolverles todo impedirá que maduren y asuman sus responsabilidades y mucho menos ser autónomos.

Eviten hacer del estudio el eje de la vida familiar, pues esto daña la relación afectiva entre ambos, los niños siempre se quejan de que sus papás le prestan más atención al hecho de hacer la tarea y evitan las muestras de cariño y afecto para ellos.

Eso se nota cuando van por ellos a la escuela y lo primero que les preguntan es ¿qué tarea te dejó el maestro? Aquí se ve claramente al padre más interesado en el trabajo de la escuela y no en la persona del niño.

Otro gran error es cuando el padre le dice al niño que su deber en la casa es solo estudiar y lo libera de toda obligación y responsabilidad en las labores del hogar, lo que lo llevará, en el futuro, a ser un padre desobligado con su familia.

Otra actitud errónea de los padres es cuando exigen mucho a sus hijos, ya que pueden causar un efecto contrario, presionarlos para que aprendan conceptos científicos muy complejos puede desencadenar falta de concentración debido al desfase cognitivo por la corta edad (Continuará).

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