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La bandera de la pluralidad y la discrepancia, ambos conceptos mal entendidos por los maestros disidentes de la CNTE, han sido los argumentos enarbolados para mantener estancada en comisiones la reforma en materia educativa, que entre otros beneficios desliga la permanencia en el servicio docente del bajo resultado que obtienen los maestros al ser evaluados. Nunca se había visto que el Poder Legislativo, a través del presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Mario Delgado, le pidiera “permiso” al sedicioso grupo de maestros de la sección 22 de Oaxaca para realizar su trabajo de aprobar en el pleno parlamentario la iniciativa de la reforma educativa de López Obrador ya que, de hacerlo pronto, no habría tiempo para pasarla al Senado y luego a los Congresos estatales a fin de implantarla en el ciclo escolar que se inicia en agosto próximo.

La afectación al orden político del país tocó ya las puertas de Palacio Nacional, provocando con ello que el madrugador presidente amenazara a sus huestes en franca rebeldía con retirar su iniciativa para dejarlos a merced de la punitiva evaluación docente y de los concursos de oposición para adquirir una plaza de maestro; sin embargo, y pese a los plantones y bloqueos de centenares de maestros, nadie levanta la voz a favor de los estudiantes de Oaxaca que llevan varias semanas sin asistrir a la escuela y sus maestros cobrando religiosamente su sueldo íntegro. En Estados como Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán hasta la fecha no se ha podido aplicar completamente la reforma de Peña Nieto, y se requiere por tanto hacer la evaluación integral de todo el proceso para poder plantearlo en la nueva reforma, ya que se tienen muchas omisiones e imprecisiones sobre el número total de plazas, así como de los aviadores.

La batalla intestina entre el Ejecutivo federal y la fracción de más de cuarenta diputados emanados de las filas de la CNTE será de pronóstico reservado, pues desde ahora los disidentes ya no quieren como interlocutor a Esteban Moctezuma, el secretario de Educación, sino buscan negociar directamente con López Obrador, algo que se antoja imposible conociendo al tabasqueño. Con esa cantidad de diputados desafiantes, ni Morena ni sus otros aliados tienen la mayoría necesaria para aprobar la nueva propuesta educativa, esto explica su congelamiento.

Y mientras son peras o son manzanas, Elba Esther Gordillo, en abierto y franco desafío al presidente, señala que la iniciativa de reforma no es la que esperaban los maestros, más bien es “la misma gata pero revolcada” y, para atizar aún más el fuego, se declara lista para recuperar el control del SNTE ante la incapacidad de la actual dirigencia para defender a los maestros. Parece que al presidente se le acaban el tiempo y la paciencia.

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