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Con la prisa de arrancar con la cuarta transformación en la educación, de manera apremiante se realizó el segundo encuentro nacional de subsecretarios de Educación Básica, quienes, como buenos alquimistas, elaboraron la nueva receta de cómo transitar del modelo peñista hacia la cuarta transformación educativa, con el argumento de que nos encontramos en un periodo de transición curricular. La primera fórmula mágica no se hizo esperar y sacan a la luz el acuerdo 11/03/19 que modifica en partes el acuerdo 12/10/17 que establecía la aplicación del Plan y los Programas de estudio en la educación primaria y secundaria.

En este golpe de timón, resaltan la necesidad de hacer un alto en el camino para revisar a fondo el maltrecho escenario educativo; el hecho puede tener cierta lógica, pero llama la atención que uno de los hombres que dicta la nueva política educativa sea el subsecretario de Educación Básica, Gilberto Guevara Niebla, quien, por más increíble que parezca, fue quien apoyó incondicionalmente la reforma de Enrique Peña Nieto y Aurelio Nuño, y ahora sus decisiones causan confusión entre los mismos maestros, que no entienden del todo cómo trabajarán en el próximo ciclo escolar 2019-2020.

La nueva reforma cambia a un escenario incierto, ya que las leyes secundarias se encuentran en construcción; sin embargo, los ciclos escolares no pueden detenerse para hacer ajustes nada más porque así se le ocurra a alguien y, en consecuencia, las decisiones que la autoridad educativa pueda tomar resultan fundamentales para la formación, desarrollo y aprendizaje de los miles de alumnos.

De entrada tenemos que en el siguiente ciclo escolar 2019-2020, en la educación preescolar, las educadoras y educadores trabajarán con el Plan y Programas de Estudio 2017; y lo mismo ocurrirá con 1º y 2º de primaria, y 1º de secundaria; y el 3º, 4º, 5º, y 6º de primaria, y en 2º y 3º de secundaria, seguirá vigente el plan de estudios 2011, en tanto se elabora una nueva propuesta curricular alineada a los principios de la Nueva Escuela Mexicana, lo cual requiere tiempo para su valoración, trabajo con maestros e investigadores, observación en las aulas.

Otra cosa que llama la atención es que se habla de los actores que participarán en la construcción colectiva del nuevo plan de estudios (maestros, investigadores, un consejo de expertos (¿quiénes serán?), el organismo Coordinador del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, pero nunca se específica cuál será el proceso metodológico y el diseño curricular y la forma en la que se procesará toda la información que se desprenderá de las valoraciones, consultas y observaciones en las posibles muestras seleccionadas que darán estructura al nuevo plan. ¿Será que los alquimistas (el cuerpo directivo de la SEP) ya tienen lista la receta mágica y solo falta validarla? En verdad, ¿los miles y miles de estudiantes tienen que pagar los caprichos de los políticos en sus respectivos sexenios? ¿Se lo merecen?

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