|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Cuando hablamos de la identidad de una persona no podemos dejar pasar sus hábitos de lectura, ésta nos enriquece, nos hace más diversos y nos concientiza, pero, ¿por qué es muy importante leer? Técnicamente, leer es descifrar una secuencia lineal de signos (letras) y en este proceso intervienen los ojos y una voz dentro de nuestras cabezas que nos permite escuchar lo que leemos, además, al avanzar en la lectura, se crea un sentido de comprensión de lo escrito. No leer es estar afuera de esa secuencia lineal. Los analfabetos reconocen las letras como dibujos de grafías, pero no los logran articular para que tengan un sentido. En el momento en que logramos por primera vez articular las letras con sonidos de la voz interior creando un sentido, estamos frente al milagro de la comprensión.

Pese a que se practica desde hace miles de años, los cambios en la forma de leer no han sido muchos, hoy se nos asegura que las abreviaturas de los mensajes de texto por teléfono son una nueva forma de escribir, pero no lo son de la lectura, pues, nuestra cabeza sigue llenando el mensaje con las letras faltantes; en este sentido la lectura sigue siendo lineal. Lo que ha cambiado es la forma de nuestra atención, ahora vamos de un texto a otro, que se interrumpen o completan entre ellos, desviando la atención fija y continua en el texto. La idea de estar absorto en la lectura nos lleva a pensar en la soledad, acompañado solo por las voces en tu interior. Pero en ese momento, la lectura silenciosa abre una conexión cerebral distinta a la de la voz alta. En un inicio, muy pocos lectores sabían leer en silencio, y tuvo que pasar mucho tiempo para que ese tipo de lectura impusiera la separación de palabras, las minúsculas, los acentos, las comas y los párrafos. Los antiguos rollos de texto y los primeros libros eran continuos, sin separaciones para la lectura silenciosa, todo en mayúsculas, estaban hechos para la lectura en voz alta, el texto estaba hecho para el oído.

Sacarle la voz al texto es lo que seguimos haciendo cuando leemos. Lo que cambió definitivamente fue el acto social en uno íntimo. Queda la lectura en voz alta para cuando un autor quiere enseñarles a sus pobres amigos cómo va su novela en proceso o para el corrector de erratas que quiere pulir el original antes de imprimirlo. Ahora, leer en silencio es una experiencia con uno mismo, quizás por eso la asociamos a ser mejores o distintos. Pero queda el vórtice de su origen: si leemos algo que nos impacta, tenemos la urgencia inaplazable de comentárselo y recomendárselo a alguien más o de leérselo en voz alta, leer es saber leer el mundo. La experiencia de la lectura es que el libro no decide cómo se le lee, eso depende del lector y, por eso, perder el hilo de una narración o no poder desentrañar lo inteligible es perder el sentido. Practiquemos la lectura, ya sea en voz alta o en silencio, pues será una experiencia inimaginable.

Lo más leído

skeleton





skeleton