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La semana pasada decidí tomar rumbos que para mí eran inexplorados; tanto había oído hablar de ellos que las ganas no me faltaban por recorrer las famosas playas de Campeche. Hasta esta línea muchos se preguntarán: ¿qué playas tiene Campeche? Pues para mi sorpresa fueron muchas las bellezas que logré documentar, y que en realidad me motivan a decir que todo ese viaje valió la pena.

La aventura comenzó desde Mérida, pues mi destino final era Ciudad del Carmen; obviamente tomé la carretera federal Mérida-Campeche, el secreto aquí está en no entrar a la ciudad, sino justo al llegar al periférico, tomar la desviación hacia Champotón; al llegar da un paseo breve por su colorido malecón y tómate la tradicional foto con sus gigantescas letras, que ahora hasta por moda es casi obligación hacerlo, ya que de lo contrario fracasaste como turista millennial.

Luego de haberlo hecho, decidí echarme tres panuchitos campechanos, porque sí hay diferencia con los nuestros, yo los bauticé como una combinación de salbut y polcán; además para amarrar la tripa pedí una orden de empanadas de camarón, ¡uy qué ricura! Por si se les antojó, el puesto donde comí se llama Delfines y se ubica en el mercado municipal.

Mi segunda parada fue en Sabancuy, mis ojos quedaron maravillados con el color de su mar, entre turquesa y esmeralda, que hoy por hoy no le pide nada a Cancún; lo mejor es que la playa estaba totalmente desierta, lista para cualquier viajero que deseara echarse un clavado en sus tranquilas aguas; incluso como toda esta belleza se encuentra a la orilla de la carretera, puedes estacionar tu vehículo o bajarte del transporte si así es el caso para disfrutar del mar de Sabancuy; el pueblito también tiene sus letras para la foto obligada para las redes sociales.

Finalmente llegamos a Ciudad del Carmen, cruzamos por el nuevo puente construido con el fin de evitar cualquier riesgo para el local o visitante, pues el anterior ya había acabado con su tiempo de vida útil. Como yo quería seguir recorriendo sus playas, me adentré a un lugar algo escondido llamado Punta Real, un sitio parecido al playón de Chuburná en Yucatán, muy amplio, con escasos visitantes, a lo mucho había 5 familias que llegaron en sus autos y decidieron pasar la tarde en ese lugar. Es un poco complicado bañarse en esa zona, pero no imposible, ya que hay muchas piedras y quizá eso pueda incomodar; estuvimos ahí una hora, hasta que un aguacero correteó a todos los que disfrutábamos del rico solecito.

Ya para terminar la tarde y regresar a Mérida, recorrí su bello malecón, fotografié la majestuosa obra de la Virgen del Carmen, tuve la oportunidad de ver 2 que 3 delfines sorprendiendo las cámaras de los visitantes y hasta pude comer una rica marquesita. También recorrí la zona conocida como Playa Norte, un hermoso playón familiar en donde pude ver uno de los atardeceres más bellos de la época. Así el viaje por el otro lado de Campeche, atrévete a conocerlo.

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