"La amistad, un tesoro"

Entre las relaciones que el ser humano aprecia más está LA AMISTAD.

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Sólo puedes ser feliz… cuando no cantas tú solo.- Osho, filósofo espiritual

Entre las relaciones que el ser humano aprecia más está LA AMISTAD. Al repasar nuestra historia podemos apreciar el espacio que ha ocupado y ocupa e identificamos a l@s amig@s que nos han acompañado un trecho del camino; algunos ya no están presentes, a veces, porque la vida nos ha llevado por rumbos diferentes; otros por atender el llamado ineludible de la muerte física y otros más continúan en el tiempo y el espacio construyendo juntos relaciones sustanciales y valiosas. Al recordar, comprendemos que la amistad hay que cultivarla y cuidarla, pues la superficialidad e inmadurez afectivas evitan una auténtica relación. Cuando se da la “magia” de un encuentro agradable, es sólo el comienzo de un proceso que continuará si hay dedicación sincera, visión clara, rectitud de intenciones, buena voluntad; es decir, interés genuino por la otra persona. Así se va consolidando una sana amistad que motiva un crecimiento propio y del otro en lo humano y en lo espiritual.

El crecimiento amistoso depende del respeto, la comprensión y la honestidad que brindemos, desechando todo interés egoísta, apreciando a la persona por lo que es, sin crear dependencia sino respeto por la autonomía del amig@.

Es doloroso cuando alguien que se considera amig@ sólo finge amistad para aprovecharse de la relación, manteniéndola mientras sirve a sus propios fines y luego, cuando ya no le sirve, sin ningún escrúpulo la abandona. No se puede ser amig@ sin afecto, pues sería únicamente un intercambio de ideas, puntos de vista o “basurero emocional”.

En una AMISTAD se desarrollan afectos que van desde la estima hasta el deseo sincero de conocer mejor al otro, gozar de su compañía y compartir alegrías y penas. Cuidemos que nuestros amig@s sean fuente de contento y crecimiento mutuo, que despierten cualidades y nos den la oportunidad de brindar y recibir compañía, comprensión, ternura y calor humano.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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