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Ya estamos a nada de una de las festividades más importantes y arraigadas de la región, una celebración que muestra de una forma increíble la esencia de la cultura yucateca y que sin duda nos hace sentirnos cada vez más orgullosos de vivir aquí. Creo que la gran mayoría de quienes repasen estas palabras tienen por lo menos la idea de que estas celebraciones son para recordarnos a quienes se nos adelantaron en el camino de la vida eterna, pero como solo en México se sabe hacer, como una fiesta y poniendo a la gastronomía en el eje de esta hermosa tradición.

Como siempre, para esto Yucatán se pinta solo y los platillos que se presentan a las ánimas son sin duda un manjar que los yucatecos de nacimiento o convicción esperamos con ansia. El pib, el xek, los dulces y todo lo que se pone en el altar es una mágica combinación de sabores, colores y texturas que al llegar a la boca hacen una explosión que vale la pena experimentar.

Las palabras previas sin duda son tan solo un preámbulo para platicarles de una persona muy especial, orgullosa de sus raíces mayas, empoderada, su nombre es Anselma Chalé Euán; ella vive en la comisaría meridana de Xcunyá y se ha caracterizado por su convicción de difundir su cultura y que las nuevas generaciones entiendan la importancia de continuar este legado.

Es madre de familia y quien la conoce sabe que el hipil y ella son uno mismo, portarlo significa para ella que su cultura está muy viva corriendo por sus venas. Hace varios años tuve el placer de conocerla gracias a uno de sus hijos, Gerardo, con quien tengo una gran amistad de muchos años, pero el asunto es que en alguna ocasión me invitó a que visitemos el poblado para las festividades de las ánimas y vivir una experiencia diferente. Lo cierto es que, al llegar a la comisaría, el ambiente se tornaba muy diferente, ya que todas las familias viven durante ese periodo sus tradiciones y no solo un espacio de la casa o no solo un momento del día.

Al llegar con doña Anselma, vemos que la elaboración del tradicional pib lleva todo un proceso que vale la pena seguir; al final, el resultado te deja sin palabras, nos invitó y quedamos encantados con la mezcla crujiente y suave del guiso, pero lo que más me sorprendió fue que, además de saciar el apetito, nos explicó el significado de cada uno de los elementos, la razón de comer este platillo, el altar y cada pieza colocada; es decir, que todo tiene una razón de ser. Pero esta explicación no era exclusiva para mí y no por ser el día de muertos; ella hace esto todo el tiempo, mantiene viva la flama de la cultura maya, pero de una forma muy particular, a través de la gastronomía y las anécdotas.

Doña Anselma es una vocera amorosa del Mayab legendario.

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