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El psiquiatra Lucas Raspall, en una plática de TED, nos sugiere que debemos cambiar el cuento de tu vida. Dice que podemos acabar atrapados en nuestra propia historia. Desde pequeños, cada quien comienza a escribir su historia con la esperanza de mostrar quiénes somos, qué nos gusta, qué soñamos y sentirnos aceptados y admirados.

Cuando vemos crecer a nuestros hijos casi podemos adivinar su futuro solo con ver su propio cuento, estas historias se van tejiendo en el tiempo y van mostrando su forma de pensar y de actuar, nuestra mente va entretejiendo estas historias, ordena imágenes y experiencias. La mente toma la realidad y la interpreta a su manera, la ordena y la muestra.

En la vida vamos teniendo experiencias, y nuestra mente las guarda en su interior como verdades o reglas, no porque realmente lo sean, sino porque nuestro cerebro así decide guardarlas. Y de pronto cosas que nos suceden y nos marcan nos hacen cambiar el rumbo de nuestras historias, de nuestra vida, porque nos muestran que el cuento no era como pensábamos, que lo que creíamos como regla o como algo ya establecido no lo es. Día a día escribimos nuestra historia, y con cada decisión podemos cambiar el rumbo, el destino y la manera de caminarlo.

Tu cerebro borra, filtra e interpreta las imágenes, en ocasiones hasta logra inventar algunos detalles ajustando las cosas que van pasando a su alrededor al cuento que nosotros queremos escribir, logrando congruencia con lo que vivimos y con nuestras ideas interiores. Pero esto no quiere decir que nuestro cerebro nos lleve hacia nuestros sueños, sino que muchas veces se queda con las frustraciones que vivimos y no nos permite seguir soñando. Nos hace creer que hay caminos que no podemos transitar, cosas que no somos capaces de hacer o que no vamos a disfrutar algo sin siquiera haberlo intentado.

A veces comenzamos a decirnos que algo no nos gusta, o que hay cosas que no queremos hacer, y luego nos lo repetimos hasta convencernos. Construimos nuestra identidad con base en alguna verdad que escuchamos un día y que se nos queda pegada, un hecho al que nos aferramos, y seguimos viviendo nuestra vida pensando que algo no nos gusta o que hay algo que no podemos hacer, o sentir que siempre podemos ser rechazados, y en este juego a veces hay un peligro enorme: el creer que lo que somos son esas verdades con las que vivimos, y no nos damos tiempo para conocer de verdad quiénes somos, qué queremos, qué soñamos.

Vamos por la vida con un piloto automático, pensando que no podemos cambiar muchas cosas de nosotros y de nuestra manera de pensar. La memoria nos domina y nos trae recuerdos del momento en que fallamos, en que nos caímos, el momento en el que nos equivocamos, y pensamos que siempre va a ser así, y esto trae muchas limitaciones y mucho dolor.

Tenemos que tratar de desenmascarar a nuestra propia mente. Solo tenemos una vida y tenemos que comenzar a vivirla lo más pronto posible. Debemos de cuestionar hasta la última verdad que nuestro cerebro cree, o que nuestra memoria nos presenta una y otra vez; nada que haya sucedido tiene que volver a suceder y somos capaces de lograr lo que soñamos si trabajamos en lograrlo. No aceptes limitaciones impuestas, no compres la historia que alguien más te contó de que eres torpe o que no eres suficiente.

Todas esas historias están solo en tu mente y estás a una decisión de cambiar por completo la forma en que tú te ves a ti mismo, pero también la forma en que te muestras a los demás. Mira hacia adentro y encuentra quién eres realmente, quién eres hoy, no quien has sido a lo largo de tu cuento, y comienza a escribir tu cuento ideal, que termine con tu final feliz que te lleve a donde siempre has deseado.

No repitas historias conocidas y seguras, atrévete a inventar tu propio guion y a vivir intensamente.

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