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Estamos en este mundo por la conexión, esto le da sentido y motivo a nuestra vida. El miedo y la vergüenza no nos permiten gozar o sentirnos dignos de la conexión, y es por eso que cuando reflexionamos sobre conexión solo nos vienen a la cabeza ejemplos de desconexión, de habernos sentido rechazados, de pensar que no somos apreciados por quienes somos. Debemos entender que para que la conexión sea una realidad tenemos que darnos permiso de vernos realmente, de demostrar quiénes somos y aceptarnos desde lo más profundo. Tenemos que aceptarnos, olvidar la vergüenza y la sensación o miedo al rechazo.

Brené Brown, investigadora, dedicó seis años a entrevistar personas para entender este miedo , esta sensación de rechazo. Y se dio cuenta que la única característica que hace diferentes a las personas que se sienten rechazadas de las que se sienten aceptadas es la profunda sensación de que son merecedoras de ello. Las personas que se siente amadas y aceptadas tienen tres características: una es que tienen el coraje de no ser perfectas, aceptan y abrazan sus cualidades; sienten compasión hacia los demás, pero también hacia ellos mismos, son amables y, lo más importante, tienen conexiones auténticas.

Es decir, son capaces de dejar ir a quien ellos deberían ser y presentar a quienes ellos son, con amor y valentía. Otra característica que los une es que saben que son vulnerables y que lo que los hace vulnerables los hace increíbles, aceptan su vulnerabilidad y son capaces de decir te amo primero, de hacer algo sin necesidad de garantías, son capaces de entregarse a una relación, sin la seguridad de que va a funcionar.

Muchas personas piensan que la manera de vivir debe ser predecir y controlar, pero en realidad tiene más que ver con ser vulnerable y aceptar las cosas como son, adaptarse al cambio. La vulnerabilidad es el lugar en el que surgen el amor, la creatividad, la felicidad, el sentido de pertenencia, pero tienes que dejar ir los modelos de perfección con los que has crecido y el control, esto es muy difícil por el miedo a no ser aceptado y por la vergüenza que aprendimos a sentir desde que éramos niños.

La pregunta que se hace Brené es por qué si la vulnerabilidad nos lleva a la aceptación y a la felicidad, la rechazamos, por qué no nos permitimos ser vulnerables. Las emociones no pueden ser positivas o negativas, tenemos que sentirlas todas y el rechazar alguna solo nos lleva a la locura, a las adicciones y a la infelicidad. Solo queremos las emociones positivas, las premiamos y escondemos y ahogamos las negativas. Nos refugiamos en las certezas y esto es lo que hace que rechacemos a los que piensan diferente de nosotros. Queremos vidas perfectas, queremos hijos perfectos y no nos damos cuenta de que ya lo son al momento de nacer; nuestro trabajo no es hacerlos perfectos, es hacerles ver que son dignos de amor y respeto tal y como son, con todo lo que sienten.

Debemos de volvernos visibles, enseñarle al mundo quiénes somos, amar con todo nuestro corazón, aunque no haya garantías, vivir con gratitud y alegría cada momento de nuestra vida, vivir con pasión y, sobre todo, estar seguros de que somos suficiente, es decir, que nos merecemos todo lo bueno, todo el amor y toda la aceptación.

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