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En el universo maya todo tiene espíritu, porque todo tiene vida. Tiene espíritu la lluvia, tiene espíritu el viento, los animales, la tierra, la siembra y sobre todo el ser humano.
Hay ideas que cuando ya se ven realizadas parece muy simples, como si a cualquiera hubiera podido ocurrírsenos hacer algo así. Eso me pasó con la idea que nos presentaron este fin de semana unos jóvenes que han formado un centro que se llama Ya´ax y que imparte cursos sobre huertos urbanos y techos verdes.

La mayoría de la gente está generando una conciencia de volver a lo natural, de entrar en contacto con la tierra, de recordar la parte ancestral de la agricultura y poder consumir productos más sanos, menos contaminados. Pero la inmensidad y complejidad de esto nos sobrepasa, ya que uno piensa que necesita grandes extensiones de tierra, de tiempo y de trabajo para poder tener un huerto que nos ayude con el consumo básico de frutas y verduras de nuestra familia.

La agricultura moderna ha ido modificándose para poder abastecer a tantísimas personas de todas la diversidad de verduras. Para conseguirlo, la mayoría de los plantíos han caído en el monocultivo y en una dependencia a los agroquímicos industriales y transgénicos que garantizan a los campesinos cosechas más abundantes, sin embargo, el costo de esto es altísimo porque estamos contaminando los mantos freáticos, además de que los productos han reducido las cantidades de vitaminas y minerales que tenían cuando se cultivaban de manera orgánica.

Además, los suelos se han erosionado debido a que solo se cultiva una especie en ellos. Pero los errores del pasado en este curso nos sirven para aprender y enfrentar un futuro diferente. Un futuro en el que cada familia se haga responsable de su propio consumo mediante el cultivo orgánico en nuestra propia casa.

La agricultura orgánica no significa que uno vuelva al pasado, pero sí que regresemos a escuchar a la naturaleza, a respetar sus ciclos y a reciclar para aumentar la fertilidad de nuestra tierra mediante composta. La tierra es un organismo vivo y como tal requiere de cuidados y alimentación, “la tierra no nos perteneces, nosotros pertenecemos a la tierra” la tierra es el hogar de nuestras plantas, si conseguimos enriquecerla, nuestras plantas podrán obtener de los nutrientes y protección.

Lo que logran con estos cursos es enseñarte a aprovechar tu espacio, utilizar tus azoteas como parte de tu huerto, te enseñan a utilizar cubos, llantas, huacales etc., para en ellos crecer tus plantas de manera organizada, fácil y poder abastecer a tu familia de verduras frescas, llenas de nutrientes, y te permiten vivir la experiencia de estar en contacto con la tierra, de vivir el milagro de la germinación, del crecimiento, te da terapia ocupacional y te permite ver de cerca la maravilla que es la naturaleza, tal vez así aprendamos a apreciarla y a cuidarla.

Hay muchos cursos diferentes, para diferentes realidades. Busca el que más se ajuste al tiempo que piensas dedicarle y comienza la aventura de tu propio huerto urbano.

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