|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Al terminar la jornada, cuando estamos listos para irnos a dormir, debemos hacernos estas valiosas preguntas: ¿Tú, con qué te quedas de este día? ¿Qué lo hizo diferente? ¿Qué te marcó?

Nuestra vida está llena de citas, de responsabilidades, de información y de medios electrónicos que nos distraen. Pasan los minutos, las horas, y a veces solo cumplimos con lo más urgente, dejamos pasar cosas maravillosas a nuestro lado por ir concentrados viendo la pantalla del celular, no ayudamos a un amigo cercano en problemas porque estamos muy ocupados dando like a un video sobre cosas que realmente no nos importan.

Juzgamos nuestra vida y la de los demás como exitosa si recibimos muchos mensajes o tenemos muchos amigos que nos siguen, y sin embargo sentimos a veces, cuando nos permitimos ver al interior, un tremendo vacío y soledad, que viene de darnos cuenta de que somos solo espectadores de nuestra vida, que corremos como burro tras una zanahoria que nunca alcanzamos y que nos hace caminar en círculo interminable que nunca llega a su meta.

Hagamos que nuestro día cuente, que tenga sentido, tratemos de hacer la diferencia, el cambio, llenemos nuestro espíritu de satisfacción preguntándonos al final del día ¿Tú, con qué te quedas? ¿Te quedas con la imagen del atardecer, con el café de la mañana, con la conversación con tus hijos, con haber ayudado a un amigo o con haber recibido una mirada de cariño y complicidad de alguien cercano?

Analizando nuestro día de esta manera pondremos un especial esfuerzo por hacer cosas que valgan y nos daremos cuenta de cuántas cosas hacemos, conversamos o dejamos de hacer, que no nos aportan nada, nos distraen. Vemos cuántas oportunidades de ser la diferencia dejamos pasar y cuántas aprovechamos, cuántos minutos dejamos que las redes sociales se robaran a nuestro espíritu y cuántos minutos valiosos vivimos.

Hay tanta información irrelevante a nuestro alrededor que nos hace ruido, nos distrae de lo que verdaderamente queremos o sentimos, hay tanto color y actividad a nuestro alrededor que olvidamos escuchar a nuestro corazón, a nuestra voz interior, que queda opacada y silenciada y que sin embargo es la única clave de nuestra felicidad y serenidad.

Hagamos que nuestros días cuenten, pero no solo nuestros días, también nuestras horas y nuestros minutos. Hagamos que nuestro cariño y compasión sean la diferencia en un mundo que se rige por la insensibilidad y la prisa. No dejemos pasar la oportunidad, hay cientos de cosas, de momentos y de necesidades a nuestro alrededor, pero no tenemos tiempo, ni interés y dejamos que nuestro corazón y nuestra mente se llenen de chismes, de soledad y de prisa.

¿Quién eres?, ¿quién quieres ser?, ¿cómo quieres ser recordado?, ¿qué es lo que te impulsa realmente?, ¿de qué quieres conversar? En fin, ¿tú, con qué te quedas de ti mismo, de tu vida, de tu día? Haz que cada instante de la vida cuente, que cuando llegue la noche y te preguntes ¿tú, con qué te quedas? tengas cientos de opciones maravillosas para elegir y que cada una de ellas refleje tu verdadero yo. Permítete sentir, amar, equivocarte y triunfar, atrévete a vivir y no solo dejar que los minutos pasen, vacíos y sin sentido.

Toma las riendas y sé quien eres realmente, escúchate y vive una vida llena de sentido.

Lo más leído

skeleton





skeleton