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Decía Facundo Cabral que esta generación no esta deprimida sino distraída. Y eso tiene que ser, porque esta generación vive sin sentirse satisfecha, siempre queremos más, queremos las cosas más fáciles, más veloces y tiene razón, no es que estemos deprimidos, es que estamos distraídos, vemos en la dirección equivocada, buscamos las cosas equivocadas y vivimos con los valores equivocados.

El universo es perfecto en tiempo y forma. Está lleno de milagros que suceden día a día, minuto a minuto, cada amanecer nos regala un nuevo día que comienza lleno de colores y movimientos, la lluvia, el viento, las plantas, los animales todo es milagroso y lo damos por sentado. Parecería que el universo nos lo debe. Estamos distraídos, porque estando rodeados de gente, nos sentimos solos, estamos distraídos porque seguimos intentando llenar nuestros vacíos con objetos en lugar de sentimientos y experiencias. Corremos como el burro detrás de una zanahoria que nunca alcanzará y que sin embargo lo impulsa a seguir adelante, sin pensar, sin mirar alrededor, solo hacia adelante.

Seguimos buscando la vida perfecta, los hijos perfectos, el cuerpo perfecto, y no nos damos cuenta de que lo que tenemos ya es perfecto, que no necesitamos ser mejores, solo necesitamos ser felices.

No estamos deprimidos, estamos distraídos porque no vemos lo realmente importante, decía Saint Exupery en su libro “El Principito”: “solo se ve con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos” , por eso estamos distraídos, porque insistimos en ver con los ojos y no con el corazón, no vemos lo esencial, lo importante, solo podemos seguir en esta loca carrera del consumismo, de la belleza exterior, de la imagen, que no nos permite fijarnos en lo importante.

No debemos distraernos, debemos observar lo que la vida nos regala. La naturaleza se reinventa todos los días y a veces ni lo notamos, las estaciones pasan, los días se suceden uno a otro y los dejamos pasar sin reparar en todas las cosas maravillosas que nos suceden, el mar, el cielo, el aire, las personas, están ahí, permanecen, nos rodean y nos dan motivos para alegrarnos, para observar, para escuchar, para sentirnos satisfechos.

Estamos distraídos porque creemos que podemos cambiar a los demás, creemos que el otro va a ser diferente porque nosotros necesitamos que lo sea, estamos distraídos porque creemos que para ser felices nos hace falta ganarnos la lotería, tener un teléfono inteligente, un cuerpo perfecto, ser campeones. Estamos distraídos porque creemos que para ser felices nos falta algo cuando todo ya está dentro de nosotros, solo nos hace falta abrir nuestra mirada al interior, a nuestra familia, a lo que tenemos y aprender a agradecer y a valorar lo que la vida nos ofrece, lo que la naturaleza nos regala y nuestra propia esencia.

En ocasiones la vida nos enfrenta a duras pruebas, a pérdidas dolorosas, a experiencias amargas, pero aun cuando enfrentamos momentos difíciles, si ponemos atención a nuestro alrededor hay muchas cosas por agradecer, están los amigos que están siempre a nuestro lado, aunque ahora a sana distancia, están los recuerdos del amor compartido, está la lección que podemos aprender de este dolor. No dejemos que el dolor de las pérdidas nos distraiga y encontremos el nuevo camino que nos pueda llevar a la serenidad.

Y como decía Facundo Cabral en su texto “no estás deprimido, estas desocupado” ocúpate en tu prójimo, ve cuánto bien puedes hacer, porque en la ayuda a los demás es en donde encontraras la paz y la plenitud que necesitas. Cuando te olvidas de ti y trabajas por el que más lo necesita es cuando encuentras al fin lo que tanto habías buscado.

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