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De acuerdo con las investigaciones de Constantino Falcón Martínez, Emilio Fernández-Galeano y Raquel López Melero, el culto al dios Hefesto posiblemente se originó en la isla de Lemnos, Grecia. En Atenas se celebraban varios rituales en su honor, pues era muy venerado. Fue identificado por los romanos como el dios Vulcano. Se dice que Hefesto fue hijo de Zeus y Hera, pero, según Homero y Hesíodo, solo de Hera, que quiso igualar el nacimiento de Atenea, hija de Zeus, sin intervención de una mujer.

Hefesto, según los investigadores citados, era un ser deforme y tuvo una notable cojera que fue originada porque su madre, avergonzada de su fealdad, lo arrojó desde el cielo. Todo un día estuvo cayendo hasta llegar al Océano, donde fue recogido aún con vida por las oceánidas Eurínome y Tetis. Éstas lo criaron durante nueve años en una cueva y le instalaron una fragua tal como utilizan los herreros.

Hefesto quiso vengarse de su madre. Le envió un magnífico trono de oro y Hera se sentó en él entusiasmada; pero, cuando quiso levantarse, no pudo hacerlo, pues estaba aprisionada por invisibles cadenas.

El contrahecho dios pidió auxilio a los dioses, pero ninguno consiguió separarla. Tuvo que recurrir, por fin, a Hefesto, pero éste se negó a ayudarla. Su hermano Ares trató de obligar al dios deforme para que liberara a su madre, pero no obtuvo resultados. En cambio Dionisio sí logró convencerlo ofreciéndole un dulce vino.

Cuando Hefesto entró en el Olimpo montado en un asno provocó risas entre los dioses por su aspecto ridículo, aunque tuvieron que reconocer su habilidad como herrero mágico. Después de liberar a su madre, prefirió seguir viviendo en la caverna y no en el Olimpo.

A pesar de su fealdad, se le atribuían tres esposas muy hermosas. Se casó sucesivamente con Cárite y Aglaye, dos de las tres Gracias. Por último, Zeus le concedió a Afrodita. Hefesto estaba muy enamorado de ella y consentía sus infidelidades, hasta que supo que Afrodita le engañaba con Ares. El dios de los herreros simuló que partía de viaje, pero había preparado en su lecho una red de oro invisible. Cuando los dos dioses, confiados, se aprestaban a amarse, los aprisionó e invitó a las demás deidades a presenciar el espectáculo.

Hefesto se pasaba la vida trabajando en la fragua. Hizo memorables obras, como los rayos de Zeus, el carro y la égida de este mismo dios, el tridente de Poseidón, el carro de Apolo, las flechas de Artemisa, la coraza de oro de Hércules, la armadura de Aquiles, entre otras creaciones.

Se contaba que él había fabricado las cadenas de Prometeo y a Talos, el gigante de bronce. Trabajaba ayudado por los Cíclopes y otras divinidades relacionadas con Gea, la diosa de la Tierra.

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