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En tiempos inmemorables Ascanio, hijo del troyano Eneas, fundó la ciudad de Alba Longa, en la orilla del río Tíber. Reinaron sus descendientes hasta llegar a Numitor, quien fue destronado por su hermano Amulio.

Para que no quedase descendencia que le disputara el trono, Amulio condenó a su sobrina Rea Silvia a permanecer virgen, como sacerdotisa de la diosa Vesta. Así lo afirmó Andreas Koppen en su obra 100 grandes historias de la mitología.

No obstante, Marte, dios de la guerra, sedujo a Rea Silvia y así nacieron los gemelos Rómulo y Remo. Para protegerlos de su tío abuelo, los niños fueron arrojados al Tíber en una cesta pero se dice que una loba llamada Luperca los descubrió, llevó a su guarida del Monte Palatino y los amamantó. Otro especialista, Pierre Grimal, confirma que mientras estuvieron bajo la protección de la loba, Rómulo y Remo habitaron la citada gruta. Después de este episodio, el sitio se volvió un lugar sagrado, pues de la cueva surgió un manantial y este asentamiento dio origen a la ciudad de Roma.

Posteriormente los mellizos fueron encontrados por un pastor llamado Fáustulo, que los llevó con su esposa, Ana Larentia, para criarlos. Al llegar a la edad adulta, los gemelos se enteraron de sus verdaderos orígenes y decidieron volver a la ciudad de Alba Longa para reclamar su herencia. Después de recuperar el reino, repusieron en el trono al tío Numitor. Este último, en agradecimiento, les cedió unos territorios para que vivieran.

Rómulo y Remo regresaron para fundar su propia ciudad en la ribera del Tíber, exactamente donde estaba la gruta del Monte Palatino, justo donde Luperca los amamantó. Pero comenzaron las desavenencias, pues los hermanos no llegaban a un acuerdo sobre el lugar exacto en el que la ciudad debía ser fundada. Para resolver el problema consultaron el vuelo de las aves y el asunto empeoró.

Rómulo vio doce buitres sobrevolando el Palatino, en tanto que Remo divisó seis en otra colina.

Empeñado en hacer su voluntad, Rómulo delimitó la nueva ciudad trazando un recuadro en el lugar que él juzgaba apropiado, y juró que mataría a quien se atreviera a pasar sus límites. Remo montó en cólera y de manera desafiante cruzó la demarcación. Entonces Rómulo lo mató.

Luego fundó la ciudad en la cueva ubicada en la cima del Palatino y en honor a su propio nombre la denominó Roma y se proclamó rey de la misma. En el año 2007 arqueólogos italianos revelaron la existencia de una cueva que era venerada por los antiguos romanos como el lugar donde Luperca alimentó a los gemelos Rómulo y Remo.

La cavidad se halla en el Monte Palatino, bajo las ruinas de un palacio que fue el centro del poder de la Roma Imperial.

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