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En la mitología griega hay un personaje que fue destinado a desempeñar un trabajo invariable durante toda la eternidad. Se trata de Caronte, barquero del mundo subterráneo, según informan María García Esperón, Aurelio González Ovies y Amada Mijangos.

Caronte es representado por la imagen de un anciano con ropa vieja, oscura y desgastada, pues nunca se la ha cambiado; su trabajo no le permite interrupciones.

Él era el encargado de transportar en una barca a las almas de los recién fallecidos de un lado al otro del río Aqueronte para que continuaran su trayecto hacia el Averno.

Pero previamente cada pasajero debía pagar por tal servicio con una moneda. Por eso, en la Antigua Grecia y, en Roma también, cuando un ser querido moría se le colocaba una moneda en la boca.

Otro especialista en mitología, Andreas Koppen, señala que Caronte era hijo de Érebo, un dios elemental, personificación de la oscuridad y la sombra, y de Nix, la diosa primordial de la noche. Se dice que Caronte elegía primero a los pasajeros, que se agrupaban en la orilla del citado río, según lo merecieran y pudieran pagar el viaje. Aristófanes, en su comedia Las ranas, dice que el tétrico barquero insultaba mucho a la gente obesa.

El mismo Koppen aclara que el río Aqueronte puede traducirse como “el río de la tragedia” y era uno de los cinco ríos del inframundo, donde todo se hundía, excepto el barco de Caronte.

García, González y Mijangos dicen que los brazos de Caronte eran delgados pero musculosos de tanto remar para transportar a las almas, las cuales siempre estaban muy tristes por dejar el mundo de arriba, el de los vivos. Pero luego se acostumbraban al reino de sombras que era gobernado por Hades, el rey del mundo subterráneo, junto con su esposa Perséfone.

En cierta ocasión, estos monarcas divinos castigaron a Caronte por el lapso de un año porque dejó pasar vivo a Hércules, que venía a cumplir uno de sus trabajos.

Por órdenes del rey Euristeo, Hércules fue a buscar a Cerbero, el feroz perro de tres cabezas que vigilaba que las almas no se escaparan del inframundo. Hércules burló al barquero, ató las tres cabezas de Cerbero con una cadena y lo arrastró desde el inframundo hasta la presencia de Euristeo, quien al verlo tuvo un ataque de pánico que le duró varios años. El héroe devolvió al famoso perro al reino de Hades y Caronte fue castigado.

No se sabe quién hizo su labor de barquero durante el año en que estuvo encerrado.

Ángel María Garibay dice que este personaje, pocas veces descrito, aparece en todos los mitos de quienes descendieron al Averno y que posiblemente fue tomado de la cultura etrusca, pues éstos tenían un dios llamado Carún con funciones similares a las de Caronte.

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