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Uno de los mayores atractivos turísticos de Sudáfrica es Horwick Falls, ubicado en la provincia de Kwazulunatal. Es una cascada de casi 100 metros de altura que forma parte del río Umgeni. Miles de visitantes acuden cada año a ver el espectáculo natural y se enteran, según Luis Felipe Brice, de un temor ancestral que entre los zulúes persiste sobre este lugar: Inkanyamba, la mítica y enorme serpiente voladora con cabeza de caballo.

A ella se le atribuyen las destructivas tormentas de verano y cuentan los nativos que la feroz criatura devora a todo ser vivo que cae en sus aguas, excepto a los sangomas o brujos, porque se acercan al sitio para dedicarles plegarias y ofrecerles sacrificios.

Se dice que la ira de Inkanyamba se desata cuando, al volar en busca de su pareja, observa algún techo metálico y confunde su reflejo con un lago. Al lanzarse sobre él se percata del error. Entonces enfurece convirtiéndose en un tornado capaz de arrasar casas y árboles. El enojo de Inkanyamba ha generado infinidad de relatos que conforman la tradición oral de Kwazulunatal. Algunos aseguran haber visto a una criatura parecida a una anguila, pero gigantesca, a la cual atribuyen poderes sobrenaturales. Otros aseveran que familiares suyos, incluyendo niños, han sido engullidos por la bestia.

El mito de Inkanyamba ha sido objeto de interés por parte de diversas disciplinas. Los arqueólogos han encontrado en la zona mencionada pinturas rupestres realizadas por aborígenes y tales gráficos representan criaturas las cuales han sido identificadas como “animales de lluvia”, por su asociación con las tormentas de verano. Los zoólogos, por su parte, basándose en las referencias orales sobre dichas bestias, han planteado que pudiera tratarse en realidad de grandes especies de anguilas de agua dulce, como la Anguilla mossambica o la Anguilla marmorata, que suele medir hasta casi dos metros de longitud. Ese tamaño, desde luego, ha sido desmedidamente aumentado en el imaginario de los habitantes.

La vigencia del mito de Inkanyamba, en relación con los fenómenos meteorológicos, puede constatarse en un testimonio recogido por la prensa de Kwazulunatal en septiembre de 2015. Meses atrás, la zona había padecido una severa sequía. La explicación de tal aridez provino de la aparición repentina de una criatura parecida a una serpiente en una granja. El monstruo, a través de la sangoma MaDube, transmitió su mensaje en el que se quejaba de no poder comer, ni vivir o ser feliz por la contaminación de las aguas y por eso era que ya no estaba lloviendo.

Los artesanos y la demás gente del lugar evitan mencionar el nombre de Inkanyamba, pues, desde que eran niños, los adultos les han inculcado el respeto hacia el poder destructivo de la serpiente alada con cabeza de equino y al nombrarla podrían motivar su peligrosa presencia.

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