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Aunque toda visita presidencial reviste especial importancia, la de la semana pasada mereció, de mi parte, un seguimiento especial, toda vez que días antes el primer mandatario había denunciado la posibilidad de un “sabotage”, en francés, para explicar los dos mega apagones que sufrimos en la Península de Yucatán en el lapso de un mes.

A pesar de saber que la gran atracción que ejercen entre la gente las teorías de complots, sabotajes y boicots para explicar determinados eventos, puede ser la causa de que, en algunas ocasiones, las utilizan los gobiernos para ocultar o justificar algunos de sus desaciertos, no pensé que éste fuera el caso.

Así que seguí las transmisiones “en vivo” de los eventos y recurrí a todos los reportes de la prensa, donde ciertamente pude constatar las excelentes relaciones establecidas entre los inversionistas norteamericanos con los del país, en la reunión de Mérida, aprovechada por Trump para enviar un mensaje a través de su secretario de Comercio, Wilbur Ross, sobre su disposición a invertir en la construcción del Tren Maya, así como en las demás obras de infraestructura para el sureste.

Fui testigo de la sublime estrategia del gobernador Mauricio Vila para granjearse el apoyo de la federación y que básicamente consiste en subirse de plano al tren de la Cuarta Transformación, haciendo nulas las diferencias partidistas, hasta convertirse pudorosamente en caja de resonancia del discurso morenista que, aunque a muchos recuerda su origen chilango, le granjeó el mérito de no ser abucheado como fue Alito.

También vi que se pongan en marcha aquí diversos programas sociales, como el de Jóvenes Construyendo el Futuro, con la secretaria de Trabajo, María Luisa Alcalde Luján, que reconoció que si bien pasan aprietos para cubrir su universo meta de 2.3 millones de becarios, ya cuentan con 344 mil aprendices, y que han recibido quejas contra empresas que exigen un porcentaje de la beca para que no se tengan que presentar a trabajar.

Escuché también ofertas transexenales: la terminación del Hospital de Ticul, el equipamiento del de Tekax, y la más importante: que nunca más se entregarán apoyos sociales con criterios partidistas. Ojalá, dicen que se escuchó.

Pude ser testigo de todo ello, pero no encontré nada del sabotaje que explicaría los mega apagones del mes pasado. Ello puede tener dos explicaciones: primera, por ser completamente real, es mejor no hablar del tema hasta que se acaben las investigaciones.

La segunda es que han descubierto que nuestra península es apenas alimentada por una sola línea de transmisión eléctrica a la que le falta mantenimiento y que la producción local de electricidad es deficiente por desabasto de gas natural.

Tal vez por ello se estableció como conclusión del US-Mexico Ceo Dialogue abrirlo a la inversión extranjera para modernizar el sector energético. Quizá.

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