Sin privilegios

Andrés Manuel López Obrador planteó 50 lineamientos para el combate a la corrupción y la aplicación de una política de austeridad republicana, para vivir en “la justa medianía”.

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Luego de ganar las elecciones en el mes de julio, el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador planteó 50 lineamientos para el combate a la corrupción y la aplicación de una política de austeridad republicana, para vivir en “la justa medianía”.

El segundo de esos postulados establece que se suspenderán por completo fueros y privilegios para los funcionarios públicos y legisladores.

Una definición rápida de privilegio señala que es un derecho que se tiene y del que los demás carecen; también, ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia.

De estas prebendas han gozado principalmente gobernantes y altos funcionarios, que si bien puede ser un derecho bien ganado, y hasta necesario (como tener seguridad personal con cargo al erario), hay que reconocer que se ha abusado, pues incluso los de nivel medio se han servido “con la cuchara grande” al ejercer sus cargos.

Tengo para mí, y creo que muchos estarán de acuerdo, que quien busca un cargo público tiene en mente asegurar su futuro tras tres o seis años de gestión, y muchos ejemplos hay.

Volvamos a los privilegios. Entre los beneficios “extraordinarios” que el nuevo gobierno elimina, destacan: gastos médicos privados, guardaespaldas, uso de vehículos y otros bienes para asuntos particulares; también que no podrán contratar a familiares, y ninguno podrá ocupar en su domicilio a trabajadores al servicio del Estado (los famosos asistentes que hacen de choferes, guardias privados, pilmamas y hasta jardineros).

Estos cinco privilegios han sido los más recurrentes, práctica que se ha dado en todos los ámbitos y que a diario observamos, y puedo asegurar que incluso en las fuerzas armadas, en algunas ocasiones hasta la exageración.

Otro caso típico de abuso que se ha prohijado desde el gobierno federal es la exención de impuestos a la alta burocracia y legisladores, como recientemente se ha informado (Novedades Yucatán 4-XII-18) y que no es nuevo porque desde hace décadas la Secretaría de Hacienda ha consentido a funcionarios con tablas “a modo” para revertir el pago del ISR, e incluso para llegar a “cero” en las declaraciones fiscales, y más aún, hasta tener saldo a favor en las mismas, ¿lo pueden creer?

Menos mal que ya dijeron que sí pagarán el ISR.

Por el contrario, no estoy muy de acuerdo en que se rebaje el sueldo a quienes ganen más que el presidente, pues se desincentiva el buen desempeño y la preparación para escalar en el organigrama.

Quien tenga un buen desempeño debe merecer un ascenso, con los derechos y privilegios que esto conlleve.

Finalmente, más que otorgar subsidios o apoyos con visos paternalistas, lo óptimo es crear –como se pretende en el gobierno amlista– condiciones para que todos reciban un salario que permita vivir dignamente y satisfacer al menos las necesidades básicas de una familia.

Anexo "1"

Los "asistentes" en la Marina

 Hasta hace algunos años, prácticas indebidas como contratar a sus familiares (sin que trabajaran, por supuesto) y asignarse asistentes desde que eran comandantes de buques (chofer, sirviente (a), etc.) era común en la Armada. Conocimos varios que hicieron sus carreras al amparo de comandantes, que gestionaban que siguieran bajo su férula en sus distintas comisiones… hasta el retiro. Algunos eran parientes de tales jefes navales. Y ni qué decir del uso discrecional de vehículos para asuntos particulares; empleo de marineros para trabajos personales o en los domicilios de los mandos, etc.

 Quiero creer que esta práctica se ha erradicado, sin afectación de los ayudantes y asistentes que por reglamento o ley deba contar un jefe naval, pero dudo que se aplique el lineamiento 31 de AMLO, que establece que “Ningún funcionario público podrá ocupar en su domicilio a trabajadores al servicio del Estado, si no lo tiene permitido o cuenta con autorización para ello”, porque costumbres se hacen leyes.

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