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El próximo jueves, 20 de diciembre, es el día internacional de la solidaridad humana, una fecha creada por la Organización de las Naciones Unidas para llamar la atención, principalmente de las autoridades mundiales, sobre asuntos de protección a quienes habitamos este planeta.

El propósito de erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la dignidad para todos es de las preocupaciones cotidianas en tiempos donde la migración mundial provoca cantidad de sentimientos encontrados, no solo en casos como los miles de centroamericanos que atravesaron México camino a Estados Unidos y que provocaron la utilización de espacios en todo tipo en medios de comunicación donde los acusaron o defendieron.

También reportaron los muchos casos de protección de quienes en el camino los alimentaron, les dieron cobijo y hasta transporte, ejemplos de vida de personas que donaron lo poco que tienen para ayudar a alguien en peor situación de vida.

En años pasados situaciones similares ocurrieron en muchos países de Europa que apoyaron a quienes huían de naciones en guerra, ilegales que llegaban en barcas desde África, historias de personas que tratan de encontrar menos agresión en otro lado.

Los ejemplos existen a nuestro alrededor como el del Ayuntamiento de Mérida que ha puesto un sitio en los bajos del Palacio Municipal para que quien tenga frío pueda tomar un abrigo.

O bien una panadería que en el centro de Mérida coloca a las puertas de su negocio una caja con delicioso pan gratuito para el que necesita saciar su hambre, y así me sigo con las personas que juntan juguetes para regalar a los que menos tienen, o buscan a través de asociaciones auxilio en necesidades afines.

En la lista deberíamos incluir ayudar al que se acaba de mudar no solo de país, o de entidad, de ciudad, sino al que va en búsqueda de mejora para la vida propia y de la su familia.

Llegar a una ciudad nueva representa tremendos retos. Desde el lugar donde llevarás a lavar tu ropa los primeros días, hasta el médico que debe checarte en caso de necesidad.

Quienes han tenido la oportunidad de habitar en más de un sitio en este planeta pueden entender ese sentimiento de protección que uno necesita cuando cambia de dirección postal.

Pero es entonces cuando entiendes la solidaridad como un bien que otro da sin conocerte, una ubicación, la recomendación de un sitio donde te corten el pelo, te hagan algún servicio, o puedas adquirir productos a bajo precio. Según el diccionario la solidaridad es la adhesión circunstancial a la causa o empresa de otros y creo que lo describe bien.

Apoyar es dar desinteresadamente, hacer un favor.

Yo aprovecho que es lunes para encontrarme con todas esas personas que este año ofrecieron su solidaridad para otras a las que ni siquiera conocían y que aun así les salvaron la vida.

¡Que sea feliz!
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